


Bariloche enfrenta un nuevo problema que crece con el paso de los días. La ciudad ya no convive solo con paisajes de postal y turismo masivo. Ahora también debe pensar en cómo lidiar con una especie que “llegó para quedarse”: el jabalí.
La alarma se encendió tras un hecho ocurrido días atrás en una cancha de golf. Un jabalí ingresó al campo y provocó daños visibles en el césped. El episodio generó consultas, temores y preocupación en muchos vecinos. Desde el municipio decidieron intervenir.
El subsecretario de Planeamiento, Alfredo Allen, reconoció que la situación se volvió preocupante. En diálogo con radio El Cordillerano, confirmó que la presencia de jabalíes se volvió constante. Aseguró que “se los ve en distintas zonas del ejido urbano”.
La especie no es nueva en la región. Vive en la cordillera desde hace décadas. Sin embargo, hasta hace poco solo se la detectaba en áreas rurales o alejadas. Ahora aparece en barrios, senderos turísticos y hasta en rutas transitadas.
Allen precisó que se los observó en el oeste, en Circuito Chico, en Circunvalación y en Casa de Piedra. También en espacios verdes y accesos donde antes no se habían registrado rastros. El problema ya no es eventual. El avance es real.
“No hay que acercarse, ni intentar arrinconarlo”, explicó Allen al ser consultado sobre qué hacer ante un encuentro. Agregó que “si el animal no se siente acosado, no ataca”, y recomendó actuar con calma. Es decir: no correrlo ni enfrentarlo.
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El funcionario sostuvo que el animal no es agresivo por naturaleza. Pero alertó que puede reaccionar con violencia si se ve encerrado. Por eso, insistió en mantener distancia y permitir que el jabalí siga su camino sin interrupciones.
La pregunta que ahora preocupa a las autoridades es qué puede pasar si los animales llegan al vertedero municipal. Allen admitió que “ese escenario plantea un riesgo sanitario importante”. El contacto con residuos podría generar nuevas complicaciones.
Los jabalíes pueden transmitir enfermedades a los humanos. Las llamadas zoonosis, como triquinosis o leptospirosis, podrían aparecer si acceden a desechos sin control. Por eso, desde el municipio analizan cómo “evitar su ingreso o limitar al máximo su presencia”.
Allen fue tajante en un punto: el jabalí no va a desaparecer. Dijo que “la especie llegó para quedarse” y que el desafío será implementar controles sostenidos. Planteó la necesidad de pensar soluciones a largo plazo, sin improvisaciones.
Entre las medidas en evaluación figuran cercos, patrullajes preventivos y monitoreo constante. También campañas de difusión para que los vecinos sepan cómo actuar. Se busca educar, informar y prevenir con la ayuda de distintos sectores.
La posibilidad de una caza extensiva quedó descartada. Allen remarcó que el objetivo no es erradicar al animal, sino aprender a convivir con su presencia. “Tenemos que entender que forman parte del ecosistema urbano”, señaló.
El avance del jabalí está vinculado con varios factores. Cambios ambientales, falta de predadores, urbanización creciente y desmonte son causas posibles. También influye la abundancia de alimento y la ausencia de barreras efectivas.
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Bariloche no es la única ciudad en esta situación. Otras localidades cordilleranas comenzaron a registrar hechos similares. El fenómeno ya no es aislado. Se trata de una tendencia en expansión que preocupa a técnicos y funcionarios.
Allen confirmó que trabajan con especialistas para definir el plan de acción. Veterinarios, biólogos y expertos en fauna participan en los análisis. “La decisión debe ser seria y respetuosa del equilibrio ambiental”, dijo.
El municipio también mantiene contacto con parques nacionales y entes provinciales. Buscan un enfoque integral que no dependa solo del área de Planeamiento. La idea es actuar en red y con respaldo técnico suficiente.
Los vecinos, por su parte, reclaman respuestas. Muchos reportaron destrozos en jardines, basura rota y animales de compañía alterados. Otros grabaron videos o compartieron imágenes de los jabalíes en calles y plazas.
La convivencia no será sencilla. Pero las autoridades creen que con información clara y medidas inteligentes el conflicto se puede manejar. El riesgo está, pero también hay herramientas para reducirlo.
La aparición del jabalí en zonas turísticas plantea otro problema. En plena temporada, el contacto con visitantes puede generar sustos o escenas de peligro. Por eso, se refuerzan los controles en lugares de alta concurrencia.
El campo de golf donde ocurrió el primer hecho sigue en observación. La empresa reforzó los alambrados y pidió colaboración al municipio. La idea es evitar que otro animal vuelva a entrar al predio.
Allen pidió no alimentar a los jabalíes ni dejar comida disponible. Esa práctica, común en zonas rurales, puede facilitar su acercamiento. También desaconsejó sacar residuos fuera del horario previsto.
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La municipalidad evalúa instalar carteles informativos en senderos y espacios públicos. Allí se explicaría cómo actuar, qué hacer y a quién llamar ante una situación irregular. La prevención, insisten, será la mejor herramienta.
El fenómeno también obliga a repensar cómo se planifica la ciudad. La expansión urbana avanza sobre zonas silvestres. Eso empuja a la fauna hacia sectores antes urbanos. La frontera entre campo y ciudad se volvió difusa.
Los expertos ya hablaron de “urbanización de la fauna silvestre”. No solo el jabalí. También zorros, aves rapaces y reptiles aparecen con frecuencia. La ciudad y la naturaleza comparten el mismo espacio.
La respuesta oficial tendrá que ser rápida pero equilibrada. No se trata de generar miedo, sino de reconocer una realidad. La presencia del jabalí no puede negarse. Y cada vez se verá más.
La experiencia de Bariloche podría servir a otras ciudades. El aprendizaje en marcha ayudará a definir políticas regionales. La Patagonia necesita reglas claras para esta nueva convivencia.
Por ahora, el mensaje es claro: respeto, distancia y prevención. Los jabalíes están acá. No se irán. Pero si se actúa con inteligencia, el riesgo se puede reducir.
“Hay que convivir con esta especie en nuestra ciudad”, dijo Allen. Y dejó planteada una discusión que recién empieza.







