


El intendente de Puerto Madryn rompió el silencio. Gustavo Sastre respondió sin vueltas al funcionario nacional Mario Cairella. “A mí no me va a apretar ni él, ni nadie”, dijo.
El cruce se dio en medio del aumento tarifario aprobado para Servicoop. Cairella había declarado que su tarea era presionar. “Yo no soy Papá Noel”, había dicho en radio.
Sastre no dejó pasar esas declaraciones. Lo acusó de irrespetuoso, tribunero y vulgar. “No puede hablar así desde un cargo tan importante”, afirmó.
El conflicto arrastra varios capítulos. Sastre relató que ya en febrero hubo tensiones. Recordó una reunión en su despacho con Cairella. “Desde el primer día vino a presionar”, expresó.
Según el intendente, el funcionario exigía un aumento del 20 o 22 por ciento. La presión apuntaba a los concejales. “Quería que voten lo que él pretendía”, detalló.
Las declaraciones de Cairella generaron malestar político. Su presencia en Chubut se volvió recurrente. “Capaz que le gusta mucho esta provincia”, ironizó Sastre.
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El mandatario pidió respeto por la autonomía municipal. Cuestionó la lógica del apriete. “No pueden venir de Buenos Aires a decirnos qué hacer”, remarcó.
También advirtió sobre las consecuencias para la comunidad. Señaló que la presión termina afectando a los vecinos. “Nos ponen entre el aumento o el colapso del servicio”, explicó.
Sastre defendió el rol de Servicoop en la ciudad. Admitió que la cooperativa tiene falencias, pero cumple una función vital. “La ciudad funciona con Servicoop, mal o bien”, sostuvo.
Dijo que no puede dejarla caer. Negó ser cómplice del desfinanciamiento. “No voy a ser tan irresponsable como para dejar que quiebre”, afirmó.
Sobre la posibilidad de privatizar, pidió no banalizar el debate. Dijo que no se niega a discutir cambios, pero sin atropellos. “Privatizar no es una decisión menor”, advirtió.
Valoró el rol histórico del cooperativismo en la región. Reconoció que hay que corregir cosas, pero sin imposiciones. “No acepto soberbia ni desdén desde ningún escritorio”, subrayó.
La situación financiera de las cooperativas sigue siendo crítica. El intendente exigió soluciones sin amenazas. “La comunidad no puede pagar esta pelea política”, dijo.
También cuestionó la intención real de CAMMESA. Pidió sincerar los objetivos. “¿Venían por el aumento o por la intervención?”, preguntó.
Señaló que hablar de quiebra o intervención es muy grave. Dijo que eso pone en riesgo a toda la comunidad. “No se puede jugar con la estabilidad de un pueblo”, afirmó.
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Cairella quedó en el centro de la polémica. El intendente lo acusó de excederse en sus funciones. “Se expresa como si estuviera en una cancha, no en un despacho”, dijo.
Sastre defendió la institucionalidad. Pidió que se respeten los canales formales. “Acá no manejamos las cosas a los gritos”, afirmó.
El conflicto evidencia tensiones con el gobierno nacional. El intendente deslizó críticas a un estilo de gestión. “Así se relaciona una parte del gobierno con los municipios”, lanzó.
Pidió que se terminen los aprietes disfrazados de negociaciones. Denunció un uso abusivo del poder. “No somos súbditos de nadie”, afirmó.
Sastre mostró firmeza y también preocupación. Advirtió que la ciudad atraviesa un momento delicado. “Estamos en una disyuntiva inadmisible”, advirtió.
La votación del Concejo aprobó el aumento. Pero el clima político quedó alterado. “Acá no hay margen para las bravuconadas”, dijo el jefe comunal.
Los ediles también recibieron presiones, según relató el intendente. Muchos se sintieron condicionados. “La decisión debe ser libre, no impuesta”, expresó.
Sastre pidió que se respete el rol de cada nivel de gobierno. Reclamó diálogo sin imposiciones. “Así no se construyen soluciones, se generan más conflictos”, advirtió.
El intendente cerró su mensaje con contundencia. Dejó en claro que no cederá ante presiones. “Que lo tenga muy claro: no me van a apretar”, finalizó.







