


El reclamo histórico por la autonomía institucional de Las Grutas volvió a tomar impulso. Vecinos del balneario rionegrino retomaron el pedido de municipalización con un nuevo acercamiento al gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, quien accedió a convocar una audiencia formal en la ciudad de Viedma la próxima semana. El encuentro se definió tras una charla breve en la entrada de un acto en la ESRN N.º 98. Allí, un grupo de vecinos logró interpelar al mandatario y reabrir el debate político.
Durante ese intercambio informal, Weretilneck reconoció su acompañamiento al proyecto. “Yo estoy de acuerdo”, expresó de manera clara, pero también sumó advertencias. “No es lo mismo ahora. Está lo motosierra, achicar el Estado...”, lanzó, en referencia directa a las políticas de recorte impulsadas por el Gobierno Nacional. La frase cayó como un reconocimiento doble: un respaldo conceptual a la idea de municipalización y un freno por la coyuntura económica nacional.
La Comisión Pro Municipalización insiste en que Las Grutas tiene volumen poblacional, identidad propia y capacidad de gestión. Según datos actualizados, la localidad cuenta con cerca de 12.000 habitantes y un padrón de 5.945 electores habilitados. Sostienen que esas cifras justifican plenamente la creación de un municipio autónomo, con presupuesto, autoridades y capacidad para decidir su propio rumbo. Hoy depende administrativa y políticamente de San Antonio Oeste.
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El proyecto necesita mayoría especial en la Legislatura rionegrina para transformarse en realidad. Requiere 31 votos afirmativos sobre un total de 46 bancas. El oficialismo, representado por Juntos Somos Río Negro, tiene 19 legisladores, pero no logra garantizar la unidad. Los dos representantes de San Antonio Oeste ya anticiparon su rechazo a la iniciativa, lo que complica los números internos. Esa resistencia se apoya en un argumento económico: alegan que Las Grutas no podría sostener un municipio por sí sola.
Por ese motivo, los impulsores de la municipalización buscan consensos fuera del oficialismo. El bloque del PRO, que presentó el nuevo proyecto, cuenta con siete bancas y mostró voluntad de apoyar. También se estima probable que los tres legisladores libertarios acompañen la propuesta. Desde el bloque Vamos con Todos, alineado con el peronismo, se esperan al menos cuatro votos favorables, aunque no hay una definición pública unánime.
Uno de los nombres que genera dudas es el de la parlamentaria Ayelén Sposito, quien ya manifestó su oposición al proyecto. Por fuera de ese bloque, también hay expectativas en el espacio del PJ Nuevo Encuentro, encabezado por Daniel Belloso, que todavía no se pronunció de forma oficial. La audiencia con Weretilneck se presenta como un espacio clave para ordenar posiciones y definir si el Ejecutivo provincial activará el proyecto con toda su fuerza o dejará el debate en manos del tire y afloje legislativo.
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Los vecinos que impulsan la autonomía no quieren que el pedido quede diluido entre internas partidarias y cálculos electorales. “Venimos hace años con esto. Ahora es el momento”, sostienen desde la Comisión. Defienden la necesidad de que Las Grutas deje de ser una delegación sin decisión propia. Argumentan que un municipio independiente podrá planificar políticas para la actividad turística, ordenar su territorio y manejar los recursos generados por la temporada.
El debate institucional se mezcla con las urgencias políticas del presente. La referencia de Weretilneck a la “motosierra” y al “achique del Estado” no fue casual. La administración de Javier Milei impulsa un modelo económico con recortes drásticos. En ese clima, cualquier creación institucional genera recelo. Sin embargo, desde el oficialismo rionegrino admiten que también hay un cálculo electoral en juego. Las Grutas se convirtió en un actor político autónomo, con peso propio y con un electorado movilizado.
El balneario tiene historia, identidad, servicios propios y economía diferenciada, argumentan quienes apoyan el proyecto. Recuerdan que en verano recibe a decenas de miles de turistas y genera ingresos por fuera del esquema de San Antonio Oeste. Quieren que esa riqueza se traduzca en autonomía política y en capacidad para decidir dónde se invierte y cómo se gestiona el crecimiento urbano. En términos institucionales, proponen un municipio chico, de administración ágil y con orientación turística.
Por ahora, el foco está puesto en la audiencia prevista para la semana próxima. Allí se medirá el compromiso real del gobernador y se avanzará con la estrategia parlamentaria. En paralelo, la Comisión continuará con su trabajo de visibilización. Ya preparan nuevas reuniones con bloques legislativos, encuentros con organizaciones sociales y pedidos de pronunciamientos públicos. Saben que cada voto cuenta y que el margen es estrecho.
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En la Legislatura hay quienes temen abrir la puerta a nuevos pedidos de municipalización en otras regiones. Esa lectura condiciona algunos posicionamientos. No obstante, en el caso de Las Grutas el proceso lleva décadas. Tuvo iniciativas frustradas, debates truncos y promesas incumplidas. Hoy vuelve a la agenda política con un componente emocional y territorial que creció con los años. Los vecinos insisten en que no es una moda ni una jugada electoral.
La audiencia con Weretilneck no será solo una formalidad. Buscarán compromisos claros, fechas, respaldos legislativos concretos y una hoja de ruta definida. La expectativa es que el gobernador active los mecanismos necesarios para que el proyecto no quede atrapado en la burocracia parlamentaria. La palabra final la tiene la Legislatura, pero el Ejecutivo puede marcar el ritmo y sumar voluntades si decide jugar a fondo.
En ese marco, la frase del gobernador -“Yo estoy de acuerdo”– abrió una puerta política. Pero el agregado –“está lo motosierra”– también dejó entrever el freno. Para los vecinos, el desafío es revertir esa inercia y mostrar que una municipalización ordenada no significa un gasto innecesario. Al contrario, aseguran que dará previsibilidad, orden institucional y planificación de largo plazo.
El destino turístico más importante de Río Negro reclama un espacio institucional acorde a su realidad. Las Grutas no quiere seguir como un apéndice de otra ciudad. Busca una voz propia, un presupuesto propio, un gobierno propio. La discusión continuará. La audiencia será apenas un nuevo capítulo en una lucha larga, firme y con raíces profundas.







