


Dominique Mamberti, cardenal francés de larga trayectoria diplomática, será el encargado de anunciar oficialmente al nuevo papa tras la fumata blanca que confirmó la elección del sucesor de Francisco. Como cardenal protodiácono, es el más antiguo entre los cardenales del orden diaconal y el único autorizado para salir al balcón central de la basílica de San Pedro. En cuestión de minutos, pronunciará la histórica frase “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus papam!”.


El cónclave, que comenzó el 7 de mayo, reunió a 133 cardenales electores menores de 80 años en la Capilla Sixtina. Las primeras votaciones se realizaron ayer y esta mañana, bajo estrictas medidas de seguridad y confidencialidad. Finalmente, por la tarde, el humo blanco emergió de la chimenea vaticana, señal inequívoca de que había consenso. Miles de fieles aguardan expectantes en la plaza San Pedro para conocer el nombre del nuevo pontífice.
Nacido en 1952 en Marrakech, Marruecos, Dominique Mamberti fue ordenado sacerdote en Francia en 1981. Formado en Ciencias Políticas y Derecho Público, ingresó al servicio diplomático del Vaticano en 1986, ocupando destinos en Argelia, Chile, Naciones Unidas y el Líbano. En 2006, Benedicto XVI lo nombró responsable de las relaciones exteriores del Vaticano, y en 2014, Francisco lo designó prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, el tribunal más alto de la Iglesia después del papa.
Mamberti, que no figura entre los principales candidatos al papado, es visto como una figura institucional clave y respetada. Su discreción, experiencia y perfil sobrio lo posicionan como un referente influyente dentro del Colegio Cardenalicio. Hoy, su rol es esencial: será quien revele al mundo el nombre y el título papal elegido por el nuevo pontífice.
El proceso de cónclave sigue reglas estrictas: aislamiento total, juramento de secreto bajo pena de excomunión y sin contacto con medios de comunicación. Incluso el personal auxiliar está obligado a mantener la confidencialidad de todo lo ocurrido. Por eso, la expectativa global se centra en la aparición de Mamberti en el balcón, donde romperá el silencio con el esperado anuncio.
El próximo papa enfrentará desafíos enormes: fortalecer el diálogo interreligioso, renovar la cercanía pastoral y continuar el legado de Francisco, marcado por una fuerte impronta social. El mundo católico, y no católico, está atento al nombre que resonará en la plaza San Pedro y marcará un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia.







