


Una aparición insólita en la remota Georgia del Sur dejó sin palabras a un fotógrafo belga. Un ejemplar de pingüino rey con plumaje amarillo y blanco cruzó las olas y se metió en la historia de la naturaleza.
Un animal que parece dibujado con marcador flúo apareció en medio de una colonia de más de 120.000 pingüinos tradicionales. Yves Adams, fotógrafo de naturaleza, presenció la escena en 2019 durante una expedición en Georgia del Sur, pero recién ahora decidió compartir sus imágenes y la historia detrás de ese momento extraordinario.
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El pingüino amarillo no es un mito ni un invento digital. Se trata de un ejemplar real con una mutación genética llamada leucismo, que modifica los pigmentos de las plumas pero no afecta los ojos ni la piel como el albinismo. Esta rareza lo volvió inolvidable. Las probabilidades de ver uno así son casi nulas.
El encuentro ocurrió en la llanura de Salisbury, un lugar hostil, estrecho, rocoso y lleno de lobos y elefantes marinos. Adams intentaba descargar su equipo de una Zodiac cuando notó un punto brillante en el mar. “Me pareció una mancha amarilla moviéndose entre las olas”, recordó.
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Dejó caer las valijas y levantó la cámara. El animal se acercó sin miedo, curioso, como si posara a propósito. El fotógrafo solo tuvo dos o tres minutos para disparar su cámara antes de que el pingüino se perdiera entre la multitud. Fue un pestañeo natural que terminó en una postal para la eternidad.
La publicación de las fotos en su blog provocó una explosión viral. La imagen recorrió el mundo y generó asombro incluso entre científicos. Muchos pensaron en un montaje. Adams insiste: “Sí, ¡los pingüinos amarillos existen!”.
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Georgia del Sur es un rincón alejado del mundo, a más de 1.300 kilómetros de las Islas Malvinas. Administra el Reino Unido, pero Argentina mantiene su reclamo. Allí, en el extremo inhóspito del Atlántico Sur, ocurrió esta escena irrepetible.
“Viajar allí ya es un privilegio. Ver esto fue un sueño dentro del sueño”, escribió Adams en su bitácora. Con su cámara lista, congeló un instante único en la historia de la fauna. El amarillo chillón de un pingüino que rompió el molde.
La imagen no necesita filtro, retoque ni explicación. Es la prueba viva de que la naturaleza todavía guarda sorpresas que superan la ficción.







