Mario Pergolini: “Vuelvo yo y voy a sufrir para ustedes”

Actualidad20/05/2025Sergio BustosSergio Bustos
mario pergolini
Mario Pergolini.

Mario Pergolini regresa a la televisión argentina. Después de casi dos décadas fuera de la pantalla, aceptó una propuesta de El Trece y conducirá un nuevo programa en 2025. La noticia sorprendió a muchos que lo consideraban alejado para siempre del medio. Pero el conductor dejó claro que no fue un regreso sentimental. Volvió porque le ofrecieron todo lo que pidió. Nada menos.

“La tele está muerta, necesitan nuevos muertos”, ironizó Pergolini en diálogo con Intrusos. La frase resume su visión del estado actual del medio. A pesar de eso, aceptó volver. Lo hizo bajo sus condiciones, sin concesiones. Reconoció que esta vez no negoció como lo hace siempre. Se sinceró: “Fui un tarado, pedí tres cosas y me las dieron”.

La historia comenzó con una charla con Diego Guebel, su amigo y viejo socio en medios. Pergolini puso tres condiciones. Las dijo de manera precisa: esto, esto y esto. Cinco días después, Guebel volvió con la respuesta. “Te dieron las tres cosas”, le dijo. Pergolini no dudó. Y aceptó.

Después aclaró cuáles fueron esas condiciones. No ocultó nada. “Plata, plata y plata”, dijo entre risas. Y agregó: “Pedí en dólares, para qué vamos a mentir”. Fue un comentario que mezcló sarcasmo y verdad. La sinceridad fue total. Pergolini no trató de maquillar el motivo del regreso. Lo dejó claro desde el primer momento.

No fue solo una cuestión de dinero. También pesó la libertad de contenido. El nuevo programa será de actualidad. Hablará sobre noticias del día. Tendrá un tono propio. No buscará copiar formatos. Pergolini siempre pidió control total sobre su producto. Esta vez lo consiguió. “Si vuelvo, quiero hacerlo como quiero”, repitió.


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“Más cerca que nunca de volver a la tele y sigo pensando que la tele que estuve no existe más”, declaró. Cree que el medio cambió. No para bien. Dice que perdió dinamismo, ideas y riesgo. Pese a eso, vuelve. Porque quiere probar si todavía hay espacio para otra forma de comunicar.

Sobre el equipo que lo acompañará, adelantó una posible dupla con Rada, Agustín Aristarán. “Nos llevamos muy bien. Muchas veces quisimos trabajar juntos”, dijo. La combinación suena potente. Rada tiene ritmo, humor y llegada. Pergolini busca sumar energías distintas. No quiere hacer un monólogo. Necesita química en el aire.

El conductor dejó en claro que no espera salvar la televisión. No tiene una misión redentora. Vuelve porque se lo propusieron con seriedad. Porque lo tentaron. Porque lo convencieron. “Me hicieron una oferta que no pude rechazar”, dijo. No se siente el elegido. Solo es un tipo que vuelve porque le cerraron los números.

"La televisión no está pasando un gran momento, ha cambiado y sigo pensando lo mismo”, analizó. No busca esconder su escepticismo. No espera rating masivo. Ni pretende recuperar el espíritu de CQC. Pergolini entiende que ese mundo quedó atrás. Hoy busca otra cosa. Otra forma. Otro impacto.

También se ríe de sus propias contradicciones. Dijo que no quería volver. Que no iba a hacerlo. Que ya no le interesaba. Pero volvió. “Esta vez negocié mal”, admitió. No lo dice con culpa. Lo dice con picardía. Sabe que lo suyo fue una excepción.

En el medio quedaron los años de radio, las plataformas, Vorterix, los contenidos digitales. Su alejamiento de la televisión no fue un retiro absoluto. Fue una forma de encontrar otros caminos. Otros lenguajes. Ahora, con 60 años, vuelve a sentarse frente a cámara. Pero lo hará con otra cabeza.

“Si vuelvo yo, voy a sufrir para ustedes”, lanzó. Es una frase que combina ironía, fatiga y provocación. Sabe que el medio ya no funciona como antes. Pero quiere intentarlo igual. A su manera. Con su lógica. Sin ataduras.


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La propuesta de El Trece tiene mucho de apuesta. En tiempos donde los canales buscan recuperar algo de aire, traer a Pergolini es un movimiento arriesgado. Puede salir bien. Puede salir mal. Lo que está claro es que será distinto.

No hay fecha confirmada para el estreno. Pero el proyecto ya está en marcha. Están armando el equipo. El formato. Los contenidos. La escenografía. Todo lo que hace falta para volver a un prime time que ya no existe. O que al menos ya no se parece al que él conoció.

Pergolini no espera aplausos ni reconocimiento. Vuelve porque quiere hacerlo. Porque puede hacerlo. Y porque lo que le ofrecieron lo convenció. “En dólares”, insistió. Su estilo no cambió. Sigue siendo ácido, directo y provocador.

La pregunta es si la televisión actual tiene lugar para él. Si el público quiere verlo. Si el formato aguanta ese regreso. El conductor no lo sabe. Pero lo va a probar. Porque es así. Porque siempre lo hizo. Porque nunca se quedó cómodo.

El proyecto tiene raíces en el pasado, pero quiere mirar al futuro. El conductor no busca nostalgia. No quiere volver a los noventa. Ni repetir los hits. Su regreso no es un revival. Es un experimento. Una provocación más.

No se trata de rating. Se trata de presencia. De incomodar. De decir algo distinto. Aunque nadie lo pida. Aunque nadie lo espere. Aunque moleste. Ese fue siempre su estilo. Y no parece dispuesto a cambiarlo ahora.

“La tele que estuve no existe más”, dijo. Esa frase lo resume todo. El medio murió. Lo que queda es otra cosa. Una cosa más vacía, más tibia, más superficial. Pergolini quiere ver si todavía se puede hacer algo con eso.

Y si no se puede, no importa. Igual lo va a intentar. Igual se va a sentar frente a cámara. Igual va a prender la luz del estudio. Porque puede. Porque lo decidieron así. Porque esta vez, aunque no lo buscó, le dieron todo.


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El regreso de Mario Pergolini no es una vuelta más. Es una declaración. Es un gesto político dentro de un medio en crisis. Es una ironía televisiva. Una carcajada amarga. Una señal de que algo todavía late.

Será un programa con actualidad, noticias y opinión. Pero sobre todo, será un espacio con voz propia. Con preguntas incómodas. Con ritmo distinto. No quiere competir. Quiere existir. Eso ya es mucho.

“Vuelvo, pero voy a sufrir”, insistió. El sufrimiento será parte del juego. No porque no quiera estar. Sino porque sabe que el medio ya no es el que fue. Pero igual va. Igual se mete. Igual prende la cámara.

Quizás no dure. Quizás dure mucho. Nadie lo sabe. Ni siquiera él. Pero está decidido. Y con eso alcanza. Porque Pergolini volvió. Y eso ya dice bastante.

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