Colombia pintó el cielo de Francia con todo el color latinoamericano

PODCASTS Radio Francia Internacional26/05/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Cometas colombianos en el cielo de Francia (Foto: Departamento de Comunicación de la ciudad de Berck sur Mer)
Cometas colombianos en el cielo de Francia (Foto: Departamento de Comunicación de la ciudad de Berck sur Mer)

El Festival Internacional de Cometas en Berck-sur-Mer, Francia, convirtió el cielo en una galería viva del arte colombiano. Según el podcast Francia Hoy de Radio Francia Internacional, Colombia fue elegida como país invitado de honor en 2025. Un total de quince cometeros viajaron desde distintas ciudades para exhibir diseños cargados de historia y emociones.

Durante diez días, la ciudad balnearia fue testigo de una conexión entre el arte popular y la memoria colectiva de un país entero. Camilo Tamayo, del club “Locos por las Cometas”, contó que su creación honra a su madre fallecida. "Aprendí a coser durante la pandemia para terminar esta cometa", relató.

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Cada cometa representa una historia que desafía el olvido y revive en cada ráfaga. Desde un tucán acompañado de una orquídea, hasta un rostro de Gabriel García Márquez flotando entre mariposas amarillas, las obras remiten a la identidad colombiana. La emoción del público europeo fue inmediata y sentida.


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Adriana García mostró una cometa que usó técnicas textiles para representar la bandera de su país. “Es importante que la tensión sea fuerte para un buen vuelo”, explicó frente a los curiosos. Su obra ya voló en India y Costa Rica, pero estar en Francia “tiene algo especial”.

Nilza Riveros, pionera del arte cometero en Colombia, recordó cómo el oficio evolucionó desde los años 70. Desde Villa de Leyva hasta la Costa de Ópalo, la transformación en materiales y formas fue constante. “La tradición no se pierde”, aseguró.

El cielo fue decorado con ballenas, criaturas míticas y cometas geométricas que bailaban al ritmo del vallenato. Colombia aportó no solo diseños, sino sonidos, sabores y sonrisas. El pabellón nacional ofreció café, dulces y una sensación de hogar para los residentes latinoamericanos.


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Marleny Ríos, colombiana en París desde hace cuatro décadas, encontró en ese espacio un pedazo de su infancia. Mientras tomaba una taza de café, expresó: “Me hace mucha falta”. La emoción era compartida por decenas de asistentes.

Marco Aponte presentó cometas como obras de arte para miradas inclusivas. Trabaja con personas con Alzheimer y usa la fabricación de cometas como herramienta terapéutica. “Es un puente entre la expresión artística y el afecto”, explicó.

Cuatro familias de niños adoptados en Colombia se acercaron emocionadas al encuentro. Querían ver de cerca aquello que también forma parte de sus raíces. “El vínculo se fortalece cuando podés ver tu país en el cielo”, comentó una madre.


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Jorge Beltrán, del grupo Kogui, celebró el clima ideal para el vuelo. “En Bogotá no siempre hay viento, acá las condiciones son perfectas”, detalló. La posibilidad de dejar una cometa flotando sin preocupaciones era un lujo inesperado.

Suendy Millet, venezolana residente en Francia, acudió con su familia para acompañar la muestra latinoamericana. “Me siento cerca de mi tierra viendo esto”, confesó emocionada. Para muchos, la experiencia fue profundamente personal.

El estilo de las cometas colombianas también llamó la atención por su estética pictórica. “Trabajamos un estilo impresionista con expresión emocional”, explicó Aponte. Las cometas rectangulares fueron pensadas como lienzos flotantes.


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Cada cometa se convirtió en un símbolo que cruzó fronteras, uniendo generaciones y sentimientos. El festival no solo ofreció un espectáculo visual, sino un encuentro de historias que surcaron el cielo. La emoción no estuvo en tierra, sino suspendida por el viento.

Con el atardecer, las cometas comenzaron a bajar entre aplausos y nostalgia. Nilza Riveros anunció el cierre de la exhibición principal, pero alentó a quienes quisieran seguir volando. “Así queremos despedirnos: volando alto”, afirmó.

Colombia mostró que una cometa puede ser mucho más que un juego o un objeto decorativo. Es un vehículo para la memoria, la cultura y el amor por lo propio. En el cielo de Berck, las cometas dijeron más de lo que las palabras alcanzan.


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El mar, el viento y las telas multicolores ofrecieron un retrato de un país que se niega a quedar en el olvido. Colombia dejó una estampa viva en el cielo francés que no se borra con el tiempo. La fiesta fue colectiva, pero cada vuelo fue íntimo.

Material publicado por gentileza Radio Francia Internacional

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