


El fiscal Lucas Koltsch confirmó que el Ministerio de Seguridad de la Nación ofrecerá una recompensa para quien aporte datos sobre el paradero de Emanuel Centeno, desaparecido desde hace más de un mes. El joven fue visto por última vez el 20 de abril en Gaiman. La medida se canalizará a través del Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas.


El fiscal aseguró que "no se perdió un solo día" de investigación. Cada jornada se trazaron líneas de trabajo con la expectativa de avanzar en el caso. Koltsch destacó que no existió relajamiento ni demoras en las medidas judiciales.
Emanuel participó de una "juntada" en una casilla junto a su hermano y otras tres personas. El lugar se encuentra en el barrio Municipal de Gaiman y es descripto como muy precario. El grupo estaba sumido en una situación de vulnerabilidad social.
Los testimonios recabados pertenecen a personas con escasa instrucción, alimentación deficiente y sin vínculos laborales. El fiscal sostuvo que “le sacaban la pensión a Emanuel para comprar bebidas”. Esa declaración desnuda el grado de exclusión que padecía.
La investigación revisa todos los testimonios a diario. El paso del tiempo generó dudas crecientes sobre las declaraciones iniciales. Las inconsistencias de los relatos activaron nuevas líneas de sospecha.
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Algunas versiones recogidas por los investigadores provienen de terceros que repiten lo que otros dijeron. No aportan datos objetivos, sólo frases sueltas sin respaldo. Cuando se intenta confirmar una fuente, la persona se niega a declarar.
El fiscal describió una cadena de obstáculos. Hay personas que no quieren comprometerse y se esconden detrás del anonimato. Muchos ya tuvieron causas judiciales previas y saben cómo evitar quedar implicados.
Koltsch afirmó que “la mentira tiene un costo”. Si alguien ocultó información, deberá responder ante la justicia. El tiempo sin Emanuel refuerza la hipótesis de que alguien sabe más de lo que dijo.
El fiscal dejó entrever que uno de los cuatro testigos más cercanos podría guardar un dato clave. Sospecha que alguno de ellos no contó todo. Esa intuición se apoya en contradicciones observadas desde el inicio.
Los indicios permitieron realizar 12 allanamientos. La medida fue autorizada por el juez ante los elementos presentados. Se buscó evidencia que permita reconstruir los últimos momentos del joven.
La hipótesis de un pacto de silencio se mantiene firme. El entorno de Emanuel es cerrado, con códigos propios y sin empatía social. Nadie se quiebra, nadie rompe el hermetismo.
Koltsch aclaró que se manejan cuatro hipótesis: que lo mataron, que sufrió un colapso por su epilepsia, que se perdió, o que se fue por voluntad propia. Las más fuertes son las dos primeras.
Se rastrillaron zonas amplias, con equipos especializados. El despliegue fue inédito para la región. A pesar del esfuerzo, no se logró dar con pistas firmes.
El fiscal describió la complejidad del círculo marginal donde vivía Emanuel. “No se representan el valor vida”, dijo. Esa frase resume el núcleo de la investigación.
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Las personas que compartieron las últimas horas con él vuelven a la casilla sin remordimiento. Se mostraron bajo efecto de alcohol incluso durante los procedimientos judiciales.
Koltsch sostuvo que el “compromiso social no existe” en ese entorno. Las condiciones de vida impiden que sientan culpa o responsabilidad.
“Hay alguien que oculta algo y eso daña a toda la sociedad”, expresó. Cada día sin Emanuel refuerza esa convicción.
La Policía secuestró ropa con sangre. Nadie pudo precisar cómo estaba vestido el joven. Esos elementos están siendo analizados. También se incautó una gorra atribuida a él.
Algunos testigos afirmaron que Emanuel sufría agresiones previas. Cobraba una pensión y otros la usaban para alcohol. Su círculo cercano lo sometía a una situación de dependencia y abuso.
Koltsch remarcó que la recompensa puede quebrar el silencio. Es una herramienta para incentivar a quien tenga miedo o dudas.
La investigación no cierra ninguna línea. Cada declaración se cruza con otras pruebas. La búsqueda continúa sin pausa.
Se analizan llamados, movimientos bancarios, redes sociales. Nada se descarta. Cada pista se verifica con peritajes técnicos.
La comunidad de Gaiman acompaña el reclamo. Pegaron carteles con su rostro en cada rincón. La angustia crece con el paso del tiempo.
La justicia apeló a la empatía. “Si alguien sabe, que hable”, pidió el fiscal. El silencio puede sostener una tragedia.
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Los investigadores piden tiempo y colaboración. La causa está abierta y activa. Aguardan un dato firme que abra otra dirección.
La Fiscalía se mostró conforme con el apoyo del Ministerio de Seguridad. La recompensa puede ser determinante.
El Estado busca evitar otro caso impune. Emanuel Centeno sigue desaparecido. Cada día cuenta.
El fiscal reiteró que no hay que prejuzgar a los testigos, pero sí confrontarlos con pruebas. La verdad puede emerger de la contradicción.
La casilla fue señalada como punto crítico. Fue el último lugar donde lo vieron. La escena se analiza una y otra vez.
La justicia provincial trabaja con recursos limitados. El caso expone falencias estructurales. Sin embargo, la voluntad de esclarecer es firme.
El equipo judicial pidió ayuda a la comunidad. Cualquier dato, por insignificante que parezca, puede ser clave.











