

Ingresó carne brasileña a Patagonia que fue rechazada por la Unión Europea
Actualidad29/05/2025

La carne brasileña llegó a Río Negro y encendió las alarmas entre productores y comerciantes. “Están introduciendo carne barata a costo de las pymes”; dijo José Luis Bunter, vicepresidente de la Federación de Entidades Empresarias. La advertencia generó una fuerte polémica.


El asado brasileño ya se vende en supermercados de El Bolsón. Fue rechazado antes por la Unión Europea por contener estradiol. La importación no se informó oficialmente, pero ya está en góndolas.
Argentina comenzó a importar carne de Brasil para bajar precios. El objetivo es ofrecer productos más baratos en supermercados. Pero el costo recae sobre el sector local.
El novillo argentino se volvió el más caro del Mercosur. El brasileño, en cambio, es el más barato. Esa diferencia impulsó la decisión del Gobierno nacional.
La medida preocupa a pequeños productores y carnicerías. Solo las grandes cadenas podrán ofrecer el asado importado. El resto queda fuera del juego.
Bunter explicó que la carne contiene estradiol, prohibido en la Unión Europea. “Fue rechazada por salud pública”; remarcó. Esa hormona ya no puede usarse en animales para consumo humano.
Desde 2022, el Senasa impide el uso de estradiol en producción alimentaria. La normativa nacional prohíbe su administración en vacas destinadas a la carne.
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La apertura de importaciones afecta la cadena local. Bunter afirmó que las pymes quedan en desventaja. La medida podría provocar una caída general en las ventas.
“Un error puede ser fatal para una pyme”; señaló. Reclamó diálogo entre el Gobierno y los sectores afectados. También pidió medidas de protección.
En El Bolsón, la carne brasileña ingresó por una gran superficie. No se distribuyó en carnicerías ni mercados pequeños. Esa exclusión crea desigualdad de condiciones.
El vicepresidente de FEERN también preside la Cámara de Comercio de Cipolletti. Desde allí advierte por el impacto económico regional. Sostiene que la competencia es desigual.
“Todo lo que consumimos acá se paga más caro”; dijo. Agregó que los precios los definen los intermediarios, no los productores ni los comerciantes.
Pidió analizar el impacto antes de tomar decisiones. Sugirió convocar a empresarios de cada localidad. Sin ese diálogo, se corre riesgo de errores graves.
Desde el Gobierno rionegrino aseguraron que no verificaron ingresos oficiales. Lo mismo indicaron autoridades de Neuquén. Pero admitieron que el escenario puede cambiar pronto.
Brasil está próximo a recibir el estatus de país libre de aftosa sin vacunación. Cuando eso ocurra, el ingreso será libre. No habrá trabas sanitarias legales.
Por ahora, la preocupación crece entre cámaras del sur. Temen un efecto dominó sobre textiles, calzado y otros rubros. La apertura pone en jaque a múltiples sectores.
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La importación no solo afecta precios. También amenaza fuentes laborales. Las pymes sostienen buena parte del empleo privado en el interior.
El Instituto para el Desarrollo Agroindustrial confirmó un aumento en las importaciones. En 2025 ingresan 1.200 toneladas mensuales de carne vacuna. En porcinos, la cifra llega a 5.700.
Las exportaciones argentinas de carne cayeron un 30%. El país pierde competitividad en sus mercados históricos. Eso debilita aún más al sector.
Especialistas aseguran que las compras de alimentos al exterior crecieron un 150%. El superávit comercial cayó a niveles críticos. En abril se registró el dato más bajo del gobierno de Milei.
El Ejecutivo nacional no confirmó ni desmintió el ingreso de la carne. No hubo comunicado oficial sobre el asado brasileño. El silencio genera más incertidumbre.
Los primeros rumores surgieron en marzo. Con el paso de los meses, la carne llegó a góndolas. Pero no se lanzó una política pública transparente.
Los productores sienten que no hay respaldo. La incertidumbre impide planificar, invertir o sostener empleo. Sin reglas claras, la actividad pierde estabilidad.
“Nos están dejando solos frente a un mercado desequilibrado”; resumió Bunteral diario Río Negro. Pidió medidas urgentes para cuidar la producción nacional.
Desde las entidades empresarias reclaman equidad. No piden cerrar el comercio exterior. Pero exigen condiciones similares para competir.
La carne importada llega a menor costo por razones estructurales. Brasil produce a gran escala, sin los costos argentinos. Eso marca la diferencia en góndola.
Los consumidores buscan precios más bajos. Pero los costos ocultos afectan a toda la comunidad. La destrucción de pymes tiene consecuencias sociales y económicas.
La discusión recién comienza. El debate cruza economía, soberanía alimentaria y salud pública. Y la carne, una vez más, se vuelve símbolo de un conflicto más grande.









