


Los Grobo Agropecuaria logró mantenerse activo tras el default. La empresa implementó un esquema legal que le permite seguir recibiendo granos, aún estando en concurso preventivo. Muchos productores no comprenden cómo es posible.


La clave fue una maniobra financiera diseñada en 2018. En ese momento, Los Grobo cedió facturas impagas al fideicomiso TMF Trust Company (Argentina) S.A. Ese mecanismo es hoy la base del modelo operativo vigente.
El fideicomiso funcionó como garantía de un préstamo. La empresa usó esas facturas para respaldar un crédito de 50 millones de dólares. Promontoria Holding 318, una entidad holandesa, otorgó el préstamo en 2019.
La deuda no desapareció con el default. Tras la cesación de pagos, los productores que debían granos comenzaron a recibir reclamos. No sabían que sus facturas habían sido entregadas como garantía financiera.
Los productores son acreedores en el concurso, pero también deudores. Algunos esperan cobrar una parte mínima de lo que les debe Los Grobo. Al mismo tiempo, deben pagar una deuda a TMF por facturas que creían saldadas con canjes.
El representante legal explicó el mecanismo al juez. En un escrito reciente, detalló cómo funciona el sistema. “Se alcanzaron acuerdos mutuamente satisfactorios con los productores”, sostuvo.
El productor entrega granos como si vendiera normalmente. A los siete días, la empresa debe pagarle. Ese pago está garantizado por la firma brasileña Amaggi. Es una tercera parte que respalda la operación.
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El productor instruye a Los Grobo a pagarle al fideicomiso. En lugar de recibir el dinero, autoriza a que ese monto salde la deuda pendiente. TMF recibe el pago y cancela la factura.
Así, el productor liquida una deuda que desconocía. Pero mantiene el vínculo operativo. Entrega granos, cumple, y evita nuevas acciones legales. La empresa, por su parte, sigue acopiando y comercializando.
El esquema mantiene el flujo comercial activo. Los Grobo continúa recibiendo granos. Los fideicomisarios recuperan parte del crédito. Los productores no rompen la relación, aunque asumen el costo.
El letrado lo explica con crudeza. “Todos llenan sus respectivos objetivos”, afirma. La empresa mantiene su operación. El fideicomiso recupera fondos. El productor paga, aunque no sepa exactamente por qué.
La garantía de Amaggi fue clave en el acuerdo. Su intervención asegura que el productor cobrará, aunque no lo reciba directamente. Sin esa garantía, el sistema no funcionaría.
El esquema genera preguntas legales y éticas. ¿Debe el productor pagar una deuda generada por otra parte? ¿Por qué acepta entregar granos a una empresa que entró en default?
Muchos productores no entienden el funcionamiento. Las facturas firmadas por insumos en canje terminaron cedidas a un tercero. Esa cesión no fue informada con claridad en su momento.
Algunos descubren la situación cuando reciben una intimación. El fideicomiso reclama el pago. El productor busca explicaciones. La empresa ofrece saldar con nuevos granos y mantiene el vínculo operativo.
El juez concursal ya recibió los detalles del sistema. La transparencia legal está presente en los escritos. Pero la complejidad financiera impide una comprensión plena por parte de los afectados.
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La cesación de pagos no interrumpió la operatoria. Los Grobo sigue funcionando. Recibe productos. Interviene en mercados. La empresa se reestructura, pero no detiene su actividad.
El concurso preventivo incluye acreedores de todo tipo. Algunos aún no cobraron nada. Otros aceptan la propuesta. El fideicomiso cobra mediante un circuito paralelo. Nadie queda afuera del entramado.
Los productores piden más claridad en los contratos. En el futuro, exigirán conocer si las facturas pueden ser cedidas. La confianza comercial requiere reglas claras y previsibles.
Especialistas advierten sobre el precedente. Otras empresas podrían copiar el modelo. Cedés una factura, generás un crédito, y el productor sigue entregando producto sin saber a quién le paga.
El caso sirve como advertencia para el sector. Las operaciones de canje deben ser evaluadas con cuidado. Firmar una factura puede tener consecuencias inesperadas si entra un fideicomiso como garantía.
El mercado granario funciona con confianza. El productor entrega mercadería con la expectativa de cobro. Si esa confianza se rompe, todo el sistema entra en crisis.
La cesión de facturas debería ser informada con claridad. Los contratos deben incluir cláusulas transparentes. El productor debe saber si firma un documento que irá a parar a una financiera.
TMF Trust Company actúa como fiduciario. No produce, no acopia, no vende. Sólo cobra. Su rol es legal. Pero se convirtió en un actor clave en la cadena agrocomercial argentina.
El fideicomiso tiene poder legal para reclamar. Puede ejecutar deudas, embargar activos o iniciar acciones. Muchos productores lo descubren tarde, cuando el conflicto ya está en curso.
Promontoria Holding otorgó el préstamo original. La entidad holandesa actuó sobre el crédito argentino. El fideicomiso recibió las facturas. El productor quedó atrapado entre partes que ni siquiera conoce.
Los Grobo diseñó un modelo de supervivencia. Con la ayuda de garantías y estructuras financieras, sigue operando. El sistema no es ilegal. Pero sí poco comprensible para el productor medio.
La “jugada maestra” de Los Grobo generó polémica. Funciona. Permite sostener actividad. Pero cuestiona la transparencia. Y deja a los productores con más dudas que certezas.
El agro argentino deberá repensar sus contratos. En un mercado tan volátil, la seguridad jurídica es esencial. Los productores ya no firmarán sin saber quién puede reclamar mañana.











