Impacto Profundo: La luna quedó en la mira del asteroide 2024 YR4

Actualidad13/06/2025Sergio BustosSergio Bustos
impacto luna
La luna "en la mira".

La NASA elevó la probabilidad de impacto del asteroide 2024 YR4 sobre la Luna. Los nuevos cálculos indican un 4,3% de posibilidad de colisión en el año 2032, lo que reorientó la atención científica hacia el satélite natural terrestre.

Durante varias semanas, el asteroide generó alarma mundial por su posible impacto en la Tierra. Se estimó un tamaño de 67 metros, equivalente a un edificio de 12 pisos, con capacidad destructiva suficiente para afectar zonas urbanas densamente pobladas.

Las primeras estimaciones llegaron a ubicar el riesgo terrestre en un 3,1%. Las simulaciones marcaban posibles escenarios en el Pacífico oriental, el norte de Sudamérica, África y el sur de Asia, sin generar tsunamis pero con daños estructurales previstos.

La detección del asteroide ocurrió el 27 de diciembre de 2024. Desde ese momento, la comunidad astronómica y las agencias espaciales lo monitorean de forma continua con telescopios de alta precisión instalados en Chile y Hawái.

La NASA descartó el impacto con la Tierra el 24 de febrero. Ese día, la agencia comunicó que el riesgo había descendido al 0,004%, una cifra que garantizó un paso seguro para el año 2032, según las proyecciones orbitales disponibles.

El telescopio James Webb logró una observación clave en mayo. Su cámara infrarroja captó el brillo del asteroide, lo que permitió mejorar en un 20% la predicción de su posición exacta para fines del año 2032.

Andy Rivkin lideró los estudios del Laboratorio de Física Aplicada de Johns Hopkins. Su equipo confirmó la nueva trayectoria, lo que permitió elevar la probabilidad de impacto lunar del 3,8% al 4,3%, con base en datos más ajustados.


OTRAS NOTICIAS

Bombardeo de Israel y precio del petroleoLa suba del petróleo luego del ataque de Israel a Irán podría tener efectos en la economía argentina

Pese a ese porcentaje, la NASA descartó cualquier peligro para la Tierra. La agencia explicó que, incluso con un impacto en la Luna, “no se alteraría su órbita ni habría consecuencias para la vida humana”.

El astrónomo Pawan Kumar respaldó esa posición. “No sería motivo de preocupación,” aseguró. También destacó que los restos del impacto no lograrían alcanzar la superficie terrestre, porque explotarían en la atmósfera si se acercaran al planeta.

El caso de 2024 YR4 se convirtió en una prueba real de defensa planetaria. La detección temprana, el seguimiento continuo y la actualización de modelos demostraron el avance de la cooperación científica global en materia de riesgos cósmicos.

Los sistemas de alerta funcionaron con rapidez y precisión. Las agencias espaciales pusieron en marcha sus protocolos de comunicación, compartieron información entre países y mantuvieron informado al público con cada actualización relevante.

La respuesta internacional fue considerada ejemplar. Los especialistas calificaron al caso como “un ejercicio completo y exitoso de vigilancia espacial sin consecuencias trágicas”, que permitió mejorar herramientas y reforzar los lazos entre instituciones científicas.

Durante el proceso, el asteroide fue seguido desde varios puntos del planeta. Los datos recopilados ayudaron a mejorar los modelos orbitales, validar predicciones y ajustar estrategias de prevención frente a futuras amenazas similares.

La NASA explicó que este tipo de eventos se espera con frecuencia. El sistema solar alberga miles de objetos cercanos a la Tierra, por lo que el seguimiento constante y la mejora en los cálculos resultan imprescindibles para la seguridad planetaria.

El 2024 YR4 proviene del cinturón principal entre Marte y Júpiter. Migró hacia una órbita cercana por causas naturales, como ocurre con muchas otras rocas espaciales que cruzan la vecindad terrestre sin generar alertas.

Se espera que el asteroide vuelva a acercarse en 2028. Ese nuevo paso permitirá recabar información más detallada sobre su composición, forma y comportamiento, además de confirmar o descartar nuevas hipótesis sobre su trayectoria definitiva.

Ese seguimiento podría incluir análisis desde tierra y espacio. El telescopio James Webb y otros observatorios reforzarán la vigilancia, con la posibilidad de incorporar nuevas herramientas desarrolladas por agencias como la ESA o JAXA.


OTRAS NOTICIAS

Cristina KirchnerCristina Kirchner anunció que la próxima semana se presentará en Comodoro Py

La importancia del caso también renovó el interés por misiones activas. Programas como DART de la NASA o Hera de la Agencia Espacial Europea recuperaron protagonismo al demostrar la relevancia del monitoreo proactivo.

El episodio demostró que la humanidad cuenta con recursos para prevenir. La combinación entre tecnología avanzada y cooperación internacional permitió anticipar el riesgo y dar una respuesta efectiva sin generar alarma.

Los protocolos fueron validados en tiempo real y bajo presión mediática. Las comunicaciones oficiales mostraron transparencia, claridad en la información y coordinación entre organismos, algo poco común en eventos con potencial catástrofe.

El público también cumplió un rol fundamental. Millones de personas siguieron los reportes, consultaron fuentes científicas y aprendieron a leer proyecciones orbitales, lo que amplió el conocimiento social sobre temas espaciales.

La cobertura mediática ayudó a mantener la atención sin pánico. La combinación entre pedagogía y precisión permitió una lectura más racional del riesgo, sin caer en teorías conspirativas ni escenarios apocalípticos.

En términos técnicos, el caso representó un récord. Nunca antes se había registrado un asteroide con un porcentaje de impacto tan alto y una posterior corrección de trayectoria tan precisa en tan poco tiempo.

El seguimiento detallado permitió conocer mejor al objeto. Se recopilaron datos sobre su tamaño, forma, brillo, velocidad y órbita, que ahora enriquecen las bases de datos internacionales de defensa planetaria.

El James Webb fue clave para consolidar la observación. Su tecnología infrarroja permitió captar al asteroide incluso en momentos donde los telescopios convencionales no lograban registrar señales claras.

La Luna se convirtió en el nuevo punto de análisis. Aunque un impacto no causaría efectos en la Tierra, los científicos seguirán estudiando sus consecuencias sobre la superficie lunar y posibles alteraciones del entorno inmediato.

Los restos que se generen tras una colisión serán monitoreados. Si alguno logra escapar al espacio, se evaluará su rumbo y su interacción con la atmósfera terrestre, aunque todo indica que no alcanzarán el planeta.

La experiencia fortaleció los sistemas de prevención internacional. Ahora existe mayor preparación para detectar, evaluar y comunicar riesgos reales, sin caer en especulaciones ni demoras que puedan poner en riesgo a la población.

El 2024 YR4 quedó como ejemplo de cooperación y ciencia aplicada. La humanidad enfrentó una amenaza, reaccionó con conocimiento y se fortaleció sin necesidad de tragedias para comprobar su capacidad de respuesta.

Te puede interesar

Suscribite al newsletter de #LA17