
La Voyager 1 cruzó la pared de fuego y sigue viajando más allá del sistema solar
Otros Temas18/06/2025

La Voyager 1 volvió a hacer historia. Después de 47 años, cruzó una zona crítica del espacio conocida como la heliopausa, donde el viento solar pierde fuerza y comienza el medio interestelar. Allí, los instrumentos de la sonda detectaron temperaturas que van de los 30.000 a los 50.000 kelvin, aunque sin consecuencias para su estructura.

A esa región se la conoce como la “pared de fuego”. Su nombre no tiene que ver con llamas, sino con la intensidad energética que se concentra en el borde más lejano de la influencia del Sol. “La Voyager cruzó la frontera del sistema solar”, confirmó la NASA. Esa zona, casi vacía de partículas, no transfiere calor pese a sus registros térmicos, por lo que la nave continúa su viaje sin daños.
El límite no está donde terminan los planetas, sino donde deja de sentirse el campo magnético del Sol. Ese límite se llama heliopausa, y forma parte de una estructura mucho más grande: la heliosfera. Es como una burbuja que protege el sistema solar del resto del universo.
Uno de los datos que sorprendió a los científicos fue la detección de un campo magnético continuo a ambos lados de la heliopausa. Eso contradice lo que se creía: que el espacio interestelar tenía una orientación magnética totalmente distinta. Pero los instrumentos confirmaron una conexión inesperada entre el Sol y el espacio exterior.
La NASA comparó este límite con la proa de un barco cortando el agua. A medida que la Voyager avanza, genera ondas invisibles al chocar con el medio interestelar. Esa metáfora sirve para entender cómo el campo solar choca, se dobla y forma una especie de escudo flexible que se mueve por el universo.
La misión comenzó en 1977. Y aunque sus instrumentos fueron diseñados hace más de cuatro décadas, la nave todavía envía información valiosa desde más de 24.000 millones de kilómetros de distancia. Cada señal que llega permite ajustar teorías sobre el origen del sistema solar, su expansión y su interacción con el universo.
Ninguna otra misión ha llegado tan lejos ni durante tanto tiempo. La Voyager 1 no solo sobrevive: sigue dando respuestas. Y de paso, plantea nuevas preguntas.
Fuente: El Confidencial









