Desde el amanecer, #LA17 compartió toda una mañana abordo del Irizar en Madryn

Puerto Madryn vivió una jornada cargada de símbolos, recuerdos y emociones. En el marco del homenaje por el “día que Madryn se quedó sin pan”, el rompehielos ARA Almirante Irizar abrió sus puertas al público y volvió a convertirse en emblema de presencia nacional en el sur argentino.

Desde las primeras luces del día, #LA17 estuvo a bordo del buque insignia de la Armada Argentina. Con la tripulación ya lista para recibir a la comunidad, se vivieron momentos íntimos y preparativos que anticipaban una jornada especial. Cámaras, mate compartido y silencio de puerto se mezclaron en la cubierta con la expectativa por la apertura.

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La visita al Irizar no fue una más. El buque llegó en el contexto de un acto conmemorativo que cada año vuelve a unir a la ciudad con su historia más reciente: el regreso de los soldados argentinos desde Malvinas y la conmovedora reacción de un pueblo que entregó todo sin pedir nada.

El Irizar permaneció abierto para que vecinos y turistas pudieran recorrer sus pasillos, conocer su estructura y conversar con quienes lo navegan. Cada rincón fue una invitación al asombro: los equipos técnicos, los espacios de investigación, las zonas de descanso y las cubiertas que surcan aguas antárticas.

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Las imágenes registradas por #LA17 mostraron la magnitud del buque y la calidez del recibimiento. La tripulación compartió anécdotas, explicó funciones y permitió que la prensa registrara de cerca una jornada que pocas veces puede vivirse desde adentro.

En cada paso, se respiraba orgullo. No solo por la tecnología y la capacidad operativa del rompehielos, sino por el lugar que ocupa en el corazón de los argentinos. “Este barco es historia viva”, decía uno de los marinos mientras señalaba la bandera flameando sobre el mástil.