
Cayó la causa contra el brigadista: cuatro meses preso sin pruebas por los incendios
Actualidad20/06/2025

Después de cuatro meses de encierro, Nicolás Heredia salió de la cárcel con el sobreseimiento bajo el brazo y una historia de injusticia sobre sus espaldas. La Justicia de Río Negro archivó la causa que lo acusaba de provocar los incendios en la Comarca Andina, por falta total de pruebas. El fallo expone una cadena de errores, apresuramientos y especulaciones que lo convirtieron, sin fundamentos, en chivo expiatorio de una catástrofe ambiental.

Heredia había llegado a El Bolsón en enero para buscar trabajo y se ofreció como brigadista voluntario cuando comenzaron los focos de incendio. Lo movió la urgencia y la voluntad de ayudar. No tenía antecedentes ni vinculación alguna con actividades delictivas. Sin embargo, a mediados de febrero, autoridades locales lo señalaron como responsable. En cuestión de horas, pasó de ser un voluntario comprometido a quedar tras las rejas.
“No había una sola prueba concreta”, señalaron desde el entorno del joven. El único supuesto indicio era la presencia de una botella con acelerante hallada en la zona afectada. La Policía Federal realizó peritajes exhaustivos: no encontraron huellas, restos de combustible ni rastros genéticos que lo vincularan. Tampoco había testigos, ni imágenes, ni registros que lo colocaran en el lugar y momento del hecho.
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Durante la instrucción judicial, el expediente se fue desarmando solo. Cada intento por sostener la acusación se diluía ante la falta de evidencia. A pesar de ello, Heredia pasó cuatro meses detenido, con una causa que no tenía sustento legal. El silencio oficial y la falta de rectificación de quienes lo señalaron agudizaron el escándalo.
“Me acusaron por ayudar”, dijo Heredia tras su liberación, con tono sereno y mirada cansada. Agradeció el apoyo de su familia y de los brigadistas que declararon a su favor. Su participación como voluntario era conocida por otros combatientes, que nunca dudaron de su inocencia.
El caso generó una ola de indignación en la Comarca Andina. Organizaciones sociales, vecinos y referentes ambientales criticaron la irresponsabilidad de las autoridades que, sin investigación seria, buscaron un culpable para calmar la presión social. El nombre de Heredia fue difundido en medios regionales sin verificación. Su rostro apareció como el del “incendiario”, cuando en realidad luchaba contra el fuego.
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La causa también dejó al descubierto el rol de ciertos medios de comunicación que replicaron versiones oficiales sin chequear fuentes. Algunos titulares lo incriminaban antes de que la Justicia siquiera formalizara la imputación. La exposición pública arruinó su imagen, agravó su situación judicial y profundizó su aislamiento.
La resolución judicial del 18 de junio no solo lo sobresee, sino que desarma por completo la acusación. El fallo señala que “no se ha acreditado participación alguna del imputado en los hechos investigados”. Heredia vuelve a ser inocente ante la ley, aunque el daño ya está hecho.
A sus 28 años, el joven neuquino carga ahora con una experiencia que lo marcó. Su paso por la Comarca, que comenzó como un acto solidario, terminó convertido en una pesadilla. “Me cuesta dormir, me cuesta confiar”, admitió a sus allegados. Aún evalúa si iniciará acciones legales contra el Estado.
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Mientras tanto, la investigación sobre los incendios sigue sin responsables. No hay nuevos imputados ni líneas firmes en curso. El fuego arrasó miles de hectáreas, pero la causa judicial avanza sin rumbo claro. Nadie volvió a hablar de acelerar pericias ni de investigar con seriedad.
El caso Heredia deja una señal de alerta. La Justicia actuó bajo presión, sin pruebas, y privó de libertad a un inocente durante 120 días. La lección parece evidente: no se puede culpar al azar cuando lo que falta es investigación.
La sociedad espera que este tipo de errores no se repita. Las catástrofes requieren responsables, pero también necesitan verdad. Heredia ya no está acusado. Pero el incendio, en más de un sentido, sigue ardiendo.








