El Gobierno admite el desastre vial pero dice que las rutas pueden esperar

Política07/07/2025Sergio BustosSergio Bustos
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La ruta nacional "no es prioridad".

El Gobierno nacional reconoció que el estado de las rutas es “calamitoso”, pero dejó en claro que no habrá inversiones en el corto plazo. La declaración surgió en una rueda informal con periodistas acreditados en Casa Rosada, donde fuentes libertarias descartaron cualquier posibilidad de avanzar con obras de mantenimiento mientras no se estabilice la economía. “Primero hay que resolver la macroeconomía”, repitieron como consigna ante cada consulta.

El reclamo de los gobernadores por los fondos de infraestructura vial volvió a escena en el Congreso, con proyectos que proponen coparticipar los Aportes del Tesoro Nacional y el impuesto a los combustibles. Sin embargo, el Ejecutivo fue tajante: “Esos proyectos no son viables porque implican transferir casi dos puntos del PBI a las provincias”, explicaron. Además, remarcaron que, en caso de tratarse de una modificación tributaria, el debate legislativo debería comenzar por la Cámara de Diputados y no por el Senado, como pretenden los mandatarios provinciales.

Las provincias buscan recuperar ingresos perdidos por la caída de la recaudación y la parálisis de la obra pública, pero desde Nación no hay señales de flexibilización. La postura oficial se mantiene firme: ajuste sin excepciones. “Hay instancias previas de diálogo legislativo que todavía deben transitarse antes de que estos proyectos lleguen al recinto”, agregaron desde el entorno presidencial. El Ejecutivo no sólo rechaza la redistribución de recursos, sino que también dilata cualquier posibilidad de discusión formal.


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Sobre el estado de las rutas nacionales, los voceros reconocieron que la situación es grave y que urge intervenir. Pero aun así, aclararon que la inversión en obras viales no figura entre las prioridades inmediatas del Gobierno. “Milei recibió un país quebrado”, insistieron. En esa línea, consideran que cualquier plan de obras públicas debe esperar hasta tener cierto orden macroeconómico. Las rutas seguirán igual por tiempo indefinido.

La incertidumbre también alcanza a Vialidad Nacional. Ante la consulta sobre el futuro del organismo, los funcionarios señalaron que aún no está definido si se lo disuelve o si pasará a depender de la Secretaría de Obras Públicas. Lo único seguro, dijeron, es que la motosierra continuará su curso. “Queremos unificar dependencias, eliminar estructuras que se superponen y reducir costos”, fue la explicación oficial. En otras palabras, menos planificación, menos control y menos presencia del Estado en las rutas.

Mientras tanto, el deterioro de la red vial avanza a paso firme. Los accidentes se multiplican, los accesos rurales se vuelven intransitables y las rutas nacionales se rompen sin que nadie repare ni señalice. La falta de obras ya no es un problema futuro: es una realidad que afecta a la producción, la circulación y la vida cotidiana en las provincias. Pero para el Gobierno, la consigna es una sola: estabilizar primero, invertir después.


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El impacto se siente con más fuerza en la Patagonia, el Norte y el Litoral, donde los trayectos extensos y los climas extremos vuelven indispensable un buen estado de las rutas. Sin embargo, los gobernadores chocan contra un muro. Cada intento de diálogo termina con la misma respuesta: no hay plata, no hay obras y no hay cambios de rumbo en la política fiscal. El ajuste es ideológico y no negociable.

En ese marco, los mandatarios provinciales presionan para recuperar algo de autonomía financiera. Pero la coparticipación de impuestos específicos sigue fuera de discusión para el oficialismo. La administración Milei cierra filas con su plan económico y descarta cualquier reparto adicional de fondos que pueda alterar su objetivo fiscal. Ni los baches ni los vuelcos conmueven al Gobierno.

La situación se agrava cada semana y el mapa vial nacional refleja el abandono. Desde caminos rurales hasta rutas troncales, el deterioro avanza y no hay obras a la vista. Las provincias asisten a ese deterioro sin herramientas ni respaldo. Y aunque advierten sobre las consecuencias, desde Nación prefieren sostener el ajuste antes que responder con obras.

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