
La fábrica de caramelos “No hay plata” suspendió a todo su personal por falta de ingresos
Actualidad08/07/2025

En Rafaela, la ironía se volvió tragedia. Marengo, la pyme santafesina que saltó a la fama por lanzar los caramelos “No hay plata”, cerró la planta temporalmente y suspendió sin goce de sueldo a todos sus trabajadores.

La noticia llegó por WhatsApp. Sesenta operarios recibieron un mensaje sin firma ni aviso previo, con la decisión de la empresa de frenar la producción del 14 al 27 de julio, alegando fuerza mayor y caída de ventas.
La comunicación sorprendió incluso al sindicato. “No hubo notificación formal, ni fundamentos claros. Fue una decisión arbitraria”, dijo un vocero gremial. El malestar escaló rápido y forzó una audiencia en la sede local del Ministerio de Trabajo.
Marengo justificó la suspensión con artículos de la Ley de Contrato de Trabajo. También informó que iniciará un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC), figura legal que permite recortes y despidos con menor carga económica para el empleador.
La fábrica no resiste la recesión. A la caída del consumo se sumaron pérdidas por el temporal que afectó parte del stock. Sin ingresos ni respaldo, la empresa optó por apagar las máquinas y dejar a su gente sin un peso.
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El contraste no pasó desapercibido. A principios de año, Marengo se volvió viral con una campaña que jugaba con la frase de Javier Milei: “No hay plata”. Los caramelos, surtidos y sin TACC, se vendían con envoltorios que buscaban sacar una sonrisa en medio de la crisis.
“Al mal tiempo, buena cara”, decía el eslogan. Pero hoy el tiempo es malo y la sonrisa se borró. La pyme que quiso surfear la recesión con humor se convirtió en ejemplo crudo de lo que pasa cuando no hay plata en serio.
Los trabajadores están en shock. Muchos son sostén de familia, y no saben si volverán a cobrar este mes. “Nos dejaron colgados. Nadie da la cara”, reclamó un operario con más de diez años en la fábrica.
En paralelo, el consumo se hunde. CAME advierte que las ventas siguen planchadas y que el rebote de fines de 2024 fue apenas un espejismo. “Está todo muy amesetado y complicado”, reconoció Salvador Femenía.
El informe de IPA refuerza el diagnóstico: la economía crece en los papeles, pero no en los bolsillos. Agro, petróleo y bancos tiran del carro, pero la industria, el empleo y el consumo siguen paralizados.
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“Las PyMEs están en crisis. La recuperación no se siente en los hogares. La inflación baja, pero no alcanza para mover la rueda”, dice el documento.
En ese contexto, la historia de Marengo deja de ser anecdótica. Expone una realidad que se repite en cientos de talleres, fábricas y comercios. Empresas que se viralizan por una idea creativa, pero que no logran sostener su estructura en un país donde producir cuesta cada vez más.
“Ni la fábrica de los caramelos ‘No hay plata’ tiene plata”, resumió un delegado entre bronca e impotencia. La frase se convirtió en meme, pero detrás del chiste hay 60 familias que hoy se quedaron sin ingreso.
Mientras el Gobierno festeja estabilidad y baja de inflación, las suspensiones, los cierres y las persianas bajas cuentan otra historia: la del que no llega a fin de mes, aunque sepa hacer caramelos.




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