¿Por qué los adolescentes transgreden? Una psicóloga explica el rol de los padres ante la rebeldía

“La adolescencia necesita transgredir”, dice Jacqueline Orellana Rosenberg, licenciada en Psicología, y lo afirma sin rodeos. En diálogo con Noticias Argentinas, explicó que el quiebre con los padres forma parte del camino para construir una identidad propia, y que en ese proceso pueden aparecer ocultamientos, desobediencia o actitudes que desafían la lógica adulta.

El caso reciente de dos adolescentes que se ausentaron cinco días de sus hogares en el partido bonaerense de Moreno volvió a instalar el debate sobre los límites, el miedo y la capacidad de escucha en el vínculo familiar. Aunque el caso se encuentra bajo investigación judicial, muchos especialistas coinciden en que la reacción de las chicas podría haberse relacionado con el temor a una represalia por llegar tarde.

“Si el adolescente sabe que cuando no cumple con el horario se arma un tole tole muy importante, tal vez termina eligiendo huir antes que afrontar la consecuencia”, advierte la psicóloga, quien insiste en que no se trata solo de conductas individuales sino de patrones emocionales que se reproducen en muchos hogares.

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Para Orellana Rosenberg, el problema aparece cuando los adultos insisten en usar las mismas herramientas que aplicaban cuando sus hijos eran chicos. La adolescencia, sin embargo, exige otro tipo de diálogo. “Los límites no se imponen, se negocian. No es ‘no vas’, es ‘vas, pero si no vas a cumplir el horario, avísame’”, explicó. Esa forma de plantear las reglas tiene que ver con la seguridad y no con el enojo.

También alertó sobre el peso emocional que recae en los adolescentes cuando los padres se muestran desbordados o angustiados por la distancia natural de esta etapa. “No se van por elección, sino por miedo a dejar solos a sus padres”, señaló, al referirse al sentimiento de culpa que muchas veces los detiene a la hora de tomar decisiones.

“Una cosa es mostrar frustraciones para enseñar que la vida nos golpea, pero salimos adelante. Otra cosa es decir ‘por lo que vos hacés, yo sufro’”, afirmó. Para un adolescente, cargar con ese peso emocional puede ser desestabilizante y bloquear procesos necesarios de diferenciación.

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Además, también existe un riesgo cuando los adolescentes no se rebelan nunca, cuando replican cada conducta de sus padres sin cuestionamientos. En esos casos, advirtió que “quedamos muy pegados a personalidades que no nos pertenecen”, y que esa falta de diferenciación puede abrir paso a síntomas o patologías en la adultez.

La psicóloga insistió en que, ante situaciones tan dolorosas como una desaparición, lo importante es garantizar canales de diálogo reales, sin reproches ni invasiones. Los adolescentes deben saber que pueden contar lo que les pasa, sin miedo a castigos ni rechazos.

“La transgresión es inevitable. Lo que los chicos necesitan es saber que tienen un espacio de escucha”, concluyó. En ese espacio, según ella, se juega mucho más que una simple norma: se juega la posibilidad de construir una identidad sin esconderse.

Fuente: NA.