El jabalí avanza sin freno y ya amenaza a toda la Patagonia chubutense

Chubut10/07/2025Sergio BustosSergio Bustos
jabali
El jabalí se convirtió en plaga.

“Yo les dije a los productores que se deberían preocupar más por los jabalíes que por los pumas”, lanza Víctor Fratto, licenciado en gestión ambiental y director del programa «Refaunar», sin rodeos. La advertencia no es menor: el jabalí, especie exótica traída en 1904 para caza deportiva, se expandió sin control por toda la comarca y ya llegó a la mitad norte de Chubut.

Su capacidad de adaptación y su dieta omnívora —capaz de devorar desde maíz hasta huevos de pingüinos o flamencos— lo convierten en un destructor silencioso. Dónde pisa, deja daño. Rompe alambrados, arrasa cultivos, y desbalancea ecosistemas enteros.

“Está entre las 10 especies exóticas más peligrosas del mundo”, afirma Fratto. Y no lo dice en abstracto: el jabalí es portador de triquinosis, una enfermedad parasitaria que pone en jaque incluso el consumo de carne silvestre.

La situación es tan alarmante que ni siquiera se lo caza para comer. El riesgo sanitario es demasiado alto. En cambio, se expande como una sombra: sin depredadores naturales, sin freno efectivo, sin política pública que contenga su avance.

El contraste con el puma es notable. “El puma es local y se lo puede manejar. Con el jabalí no hay técnica que valga, porque no tiene lugar en estos ecosistemas”, remarca el ambientalista.


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El fenómeno, además, genera un impacto económico directo sobre productores rurales. No hay infraestructura que resista sus embestidas. Destrozan alambrados, rompen bebederos, compactan el suelo. La pérdida se acumula y no hay compensación posible.

Fratto no habla desde el escritorio. Su experiencia en campo lo llevó a observar directamente la devastación. Y su pronóstico no es optimista: si no se actúa con rapidez, el avance del jabalí será irreversible en todo Chubut.

A diferencia de otros animales introducidos, este cerdo salvaje encontró en la Patagonia un paraíso sin barreras. Se alimenta de todo y en todo momento. Nadie lo controla y nadie lo consume. Solo avanza.

El relato del especialista deja en claro que no se trata de una amenaza futura, sino de una emergencia actual. El jabalí ya está acá, y el daño ambiental crece día a día.

Fratto pidió mayor conciencia pública, coordinación entre provincias y decisiones urgentes. “Si no se hace algo pronto, vamos a lamentar haberlo subestimado”, cierra con crudeza.

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