El axolote revela su secreto: cómo regenera brazos con una precisión quirúrgica

Actualidad16/07/2025Sergio BustosSergio Bustos
axolote
El axolote con novedades científicas.

Pierde un brazo y le crece otro igual, sin errores. Así funciona el axolote, ese anfibio mexicano de sonrisa eterna que hace siglos despierta fascinación. Ahora, un estudio reveló el truco biológico que esconde en su cuerpo.

La investigación, publicada en Nature Communications, muestra que el axolote usa ácido retinoico como GPS interno para regenerar solo la parte que falta. Esa misma molécula se encuentra en humanos, aunque no la usamos igual.

Cuando el animal pierde una extremidad, forma un blastema: una masa celular con capacidad de reconstruir huesos, músculos y piel. Pero lo increíble es que no construye de más ni de menos. Reconstruye lo justo.

El secreto está en los niveles de ácido retinoico, que varían según la zona: altos en el hombro, bajos en los dedos. Esa diferencia marca la cantidad exacta de tejido que debe regenerarse. “Es un sistema de navegación natural”, explicaron los científicos.


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El proceso lo regula una enzima: CYP26B1. Su función es degradar el ácido. Si la bloquean, el axolote se confunde y regenera de más. Aparecen brazos duplicados o exageradamente largos.

El estudio también identificó un gen clave: SHOX, presente en humanos. Este gen activa la formación de huesos largos. Sin él, los brazos que regenera el axolote salen más cortos. En personas, las mutaciones en SHOX provocan brazos y piernas reducidas.

“Compartimos los genes, pero no los activamos igual”, aclaró James Monaghan, director del estudio. La diferencia está en la respuesta celular: nosotros cicatrizamos, el axolote reconstruye desde cero.

El hallazgo no queda en lo asombroso. Abre puertas concretas para la medicina del futuro. “No se trata de inventar, sino de reactivar lo que ya está en nuestros genes”, señalaron los investigadores.

En otras palabras, tenemos las instrucciones para regenerar, pero no las usamos. El axolote simplemente recuerda cómo hacerlo desde su etapa embrionaria. Nosotros, no.


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El avance se vuelve aún más prometedor al entender que la regeneración no es un milagro, sino una función dormida. Una memoria biológica que podría reactivarse con nuevas terapias.

El axolote, llamado por los aztecas “monstruo del agua”, hoy es el protagonista de los laboratorios más avanzados del mundo. Su capacidad de reconstruir órganos, detener el envejecimiento y regenerar miembros lo convierte en un modelo biológico sin igual.

“El sueño de volver a tener una pierna, un brazo o una parte del cuerpo ya no es ciencia ficción”, afirmaron desde el equipo. Todavía falta, pero el camino está trazado.

Lo más sorprendente es que el futuro de la medicina puede venir de un animal milenario que nunca dejó de mirarnos con su eterna sonrisa.

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