Pingüinos azules en crisis: separaciones masivas reducen su capacidad para criar

Turismo21/07/2025Sergio BustosSergio Bustos
pinguinos azules
Los pingüinos azules se separan.

Los pingüinos azules ya no representan la fidelidad eterna. Un estudio realizado durante doce años en Phillip Island, Australia, reveló que uno de cada cuatro pingüinos se “divorcia” de su pareja entre temporadas. La cifra sorprende y preocupa: las rupturas bajan las tasas de reproducción.

Las parejas estables crían más polluelos y con mayor éxito. Por el contrario, cuando la colonia presenta una alta tasa de separaciones, nacen menos crías y sobreviven menos. El resultado contradice la vieja imagen del pingüino como símbolo del amor para siempre.

El divorcio genera costos visibles. Los científicos detectaron que el cambio de pareja implica pérdida de tiempo en cortejo, menor coordinación y más riesgo de abandono del nido. Aunque a largo plazo puede ser una estrategia de mejora, a corto plazo afecta la estabilidad.


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El estudio, liderado por Matthew Simpson de Monash University, puso el foco en tres factores: clima, alimentación y vínculos sociales. De todos, el divorcio fue el más determinante para la reproducción.

Los investigadores analizaron casi mil parejas. Midieron nacimientos, supervivencia de crías y duración de los vínculos. Cuando las parejas se mantenían unidas, las tasas de éxito aumentaban.

También se estudió el comportamiento alimentario. Durante la incubación, los viajes largos de alimentación mejoraban el estado físico y la eclosión. Pero después del nacimiento, las ausencias prolongadas empeoraban la crianza. La clave era alternar según la etapa.

En cambio, el clima no tuvo el impacto esperado. Ni la temperatura del mar ni el índice SOI (fenómeno El Niño) mostraron correlación directa con los resultados reproductivos. Los lazos sociales pesaron más que las variables ambientales.


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El hallazgo ofrece una herramienta nueva para la conservación. Según los científicos, medir la tasa de divorcio puede funcionar como termómetro social. Si sube, algo anda mal. Si baja, la colonia está estable.

El monitoreo es simple y no invasivo. Basta con un sistema de identificación individual, como los chips usados en la isla. Así, la fidelidad deja de ser un mito y pasa a ser un indicador ecológico.

El estudio derriba ideas románticas pero aporta datos valiosos. La fidelidad, en el caso de los pingüinos azules, no es una promesa eterna sino una táctica evolutiva.

Demasiados divorcios pueden poner en jaque a toda la colonia. Lo que parece una elección personal se transforma en una cuestión de supervivencia colectiva.

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