EPOC en invierno: verdades que salvan y mitos que enferman

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica afecta a millones de personas y el invierno pone a prueba su salud como ninguna otra estación. La combinación de aire frío, calefacción cerrada y virus en circulación agrava los síntomas y dispara las consultas médicas. Muchos pacientes creen que el problema es el clima, pero los especialistas advierten que lo más peligroso es la desinformación.

“El frío no provoca EPOC, pero sí puede agravarla en quienes ya la tienen”, explicó el Dr. Martín Sívori, jefe de Neumotisiología del Hospital Ramos Mejía. La EPOC es una condición respiratoria crónica causada principalmente por el tabaco o por la exposición a agentes contaminantes, como el humo de leña o gases industriales. Aun así, el descenso de temperatura produce una contracción de las vías aéreas que dificulta la respiración y potencia los síntomas.

Los mitos sobre la enfermedad son frecuentes y suelen llevar a errores de cuidado que agravan el cuadro clínico. Según el Dr. Diego Litewka, del Hospital Fernández, “muchos pacientes normalizan la tos o la agitación y no consultan, cuando en realidad podría tratarse de una exacerbación”. Estos episodios pueden terminar en internaciones si no se tratan a tiempo.

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Otro error común es suponer que quedarse en casa sin ventilar es una buena medida. “Permanecer en ambientes cerrados con calefacción sin ventilación adecuada aumenta los contaminantes del aire interior y favorece la propagación de virus”, sostuvo Sívori. La recomendación internacional es ventilar tres veces por día durante cinco minutos, incluso en invierno.

Las infecciones respiratorias también tienen un papel central en el agravamiento de la EPOC durante los meses fríos. Virus como la gripe, el COVID-19 o el VSR circulan con mayor intensidad en invierno y pueden desencadenar crisis severas. “Las vacunas son herramientas fundamentales para reducir riesgos en pacientes con EPOC”, recordaron los especialistas.

El aislamiento y la pasividad son enemigos del buen pronóstico. Realizar actividad física moderada de forma regular ayuda a mantener la masa muscular y mejorar la calidad de vida. “No hay que esperar que pase el invierno: hay muchas estrategias para prevenir complicaciones y vivir mejor”, afirmó el Dr. Litewka.

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Para controlar la enfermedad, es vital trabajar con el médico un plan de acción que incluya medidas ante posibles agravamientos. Las pautas deben ser claras y permitir actuar de inmediato si aparecen síntomas como falta de aire, más tos o cambios en las secreciones. Una intervención temprana puede evitar cuadros graves.

Casi el 80% de quienes padecen EPOC no lo sabe, según datos recientes. Este subregistro hace que muchas personas ignoren el origen de su fatiga o sus dificultades para subir una escalera. “No hay que resignarse a vivir sin aire. Consultar es el primer paso para recuperar autonomía y bienestar”, concluyeron.

Más allá del frío, lo que enferma es la falta de información. Por eso, derribar mitos y promover hábitos adecuados puede marcar la diferencia entre una crisis y un invierno más llevadero.

Fuente: NA.