Crisis en las Fuerzas Armadas: más de 2200 efectivos pidieron la baja por los bajos sueldos

Una ola de renuncias inédita sacude a las Fuerzas Armadas y de seguridad argentinas. Más de 2200 militares y efectivos federales solicitaron su baja voluntaria durante los primeros seis meses de 2025, en medio de una creciente crisis salarial y el colapso del sistema de salud que los ampara. La cifra, que alarma a los altos mandos, refleja un fenómeno cada vez más extendido entre los escalafones bajos, donde el sueldo mensual queda por debajo de la línea de pobreza.

El fenómeno afecta al Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, la Gendarmería, la Prefectura, la Policía Federal, la PSA y el Servicio Penitenciario Federal, con números que superan ampliamente los registros históricos de los últimos años. La situación, reconocida por fuentes castrenses y de seguridad, encendió alertas internas ante la imposibilidad de sostener una estructura operativa estable con niveles tan altos de deserción.

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El Ejército sufrió 257 bajas, seguido por la Armada con 234 y la Fuerza Aérea con 193, según confirmaron fuentes vinculadas al Ministerio de Defensa. En el plano de las fuerzas de seguridad, la Gendarmería registró 386 pedidos, la Prefectura Naval 322, la Policía Federal 412, la PSA 177 y el Servicio Penitenciario Federal 292. La suma total asciende a 2273 casos en apenas medio año.

Los sueldos actuales de los oficiales y suboficiales explican parte del problema, ya que se ubican por debajo del umbral de pobreza establecido por el Indec, que en junio fue de $1.128.398 para una familia tipo. Un subteniente o guardiamarina cobra apenas $766.215 mensuales, mientras que un cabo segundo percibe $673.588. Estos ingresos obligan a muchos a buscar actividades paralelas o abandonar directamente la institución.

La crisis sanitaria también juega un papel determinante. El Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (Iosfa) acumula una deuda de más de $160.000 millones y suspendió casi por completo las prestaciones de alta complejidad en todo el país. Esto dejó a miles de afiliados sin cobertura médica adecuada, profundizando el malestar interno.

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Fuentes consultadas explicaron que la cantidad de bajas ya supera en algunos casos a las incorporaciones anuales. En el Ejército, por ejemplo, egresan anualmente unos 600 suboficiales y cerca de 100 oficiales, por lo que perder a 257 efectivos en seis meses representa una erosión considerable de recursos humanos capacitados.

Los altos niveles de renuncia exponen un deterioro institucional que se extiende a toda la estructura militar y de seguridad nacional, con consecuencias directas sobre la operatividad, la formación y el recambio generacional. Aunque las autoridades monitorean la situación, no se han anunciado medidas concretas para revertir esta tendencia.

La disparidad entre responsabilidad y remuneración genera un clima de frustración que se intensifica en las jerarquías más bajas, donde el esfuerzo diario no se traduce en una mejora real en la calidad de vida. Para muchos, la decisión de pedir la baja no es solo económica, sino también sanitaria, emocional y profesional.