Grave hallazgo en Santa Cruz: un peón rural vivía aislado, sin sueldo ni condiciones mínimas

Policiales01/08/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Explotación laboral de un peón rural
Explotación laboral de un peón rural

La escena que encontraron los inspectores en una remota estancia de Santa Cruz parece sacada de otra época. Un trabajador rural vivía completamente solo, sin agua potable, sin electricidad, sin acceso a comunicación ni registros formales de su empleo. El caso, que ahora está bajo investigación judicial, fue detectado durante una inspección coordinada por la UATRE, el RENATRE y la Policía Rural, en un operativo que expuso la crudeza del aislamiento rural extremo.

El establecimiento inspeccionado, llamado “La Suerte”, se ubica en las cercanías de Comandante Luis Piedrabuena. Allí, los inspectores se encontraron con un hombre desorientado y sin ningún tipo de vínculo directo con sus empleadores. No contaba con medios para comunicarse, ni siquiera un teléfono, y no sabía con precisión si estaba cobrando un sueldo. La precariedad de su situación llevó a las autoridades a calificar el caso como “de gravedad extrema”.


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Desde la Seccional 776 de UATRE, con sede en Río Gallegos, se detalló que el trabajador no tenía contrato, ni recibos de haberes, ni constancia alguna de su relación laboral. Vivía en una construcción deteriorada, sin mantenimiento, sin servicios básicos, y se calefaccionaba con un tacho metálico que ya habría afectado su salud. “Sobrevivía con lo que podía procurarse solo o con lo que le alcanzaban conocidos”, expresó el referente gremial Juan Pablo Contreras.

El agua para consumo debía extraerla a pie desde el río Santa Cruz, a más de cien metros de distancia. El baño no funcionaba por falta de cañerías operativas, y la instalación eléctrica estaba completamente inutilizada. No había generadores ni formas alternativas para cargar linternas o encender algún artefacto. Las paredes del lugar estaban húmedas y descascaradas, con cables colgando y signos de abandono absoluto.


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Las imágenes tomadas por los inspectores durante la visita oficial no solo documentan lo evidente, sino que sirven como prueba de las condiciones infrahumanas en las que el hombre vivía. El peón llevaba años cumpliendo tareas sin que mediara formalización alguna, lo cual representa una violación directa a los derechos laborales más elementales. “Esto no es simplemente trabajo no registrado, es explotación y abandono”, indicaron desde la delegación patagónica del RENATRE.

La denuncia ya fue elevada ante las autoridades judiciales provinciales para que se determine si se configura una figura penal vinculada a la trata laboral o la reducción a servidumbre. Ambas situaciones se encuentran contempladas en el Código Penal argentino y representan delitos de suma gravedad, especialmente cuando se constata una relación prolongada de sometimiento y aislamiento forzoso.

Según trascendió, el peón no tenía contacto directo con el dueño del establecimiento. Su subsistencia dependía en parte de un hombre que mantenía caballos en la estancia, con autorización del patrón, y que le dejaba algo de comida o artículos de primera necesidad. Esa red informal de asistencia no suplía en absoluto la falta de servicios, salario y condiciones mínimas de vida.


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UATRE y RENATRE destacaron que no se trata de un hecho aislado, sino de una problemática que permanece oculta en muchas zonas rurales del país. Estancias ubicadas lejos de los centros urbanos, sin inspecciones regulares, y donde los peones quedan al margen de toda legislación. “Hay que visibilizar lo que pasa en estos rincones olvidados de la Patagonia”, subrayaron en un comunicado conjunto tras la intervención.

El trabajador ya fue asistido por los organismos intervinientes, que evalúan su estado de salud y analizan su situación legal. Mientras tanto, las entidades continuarán con tareas de seguimiento y control en otras explotaciones rurales, en un intento por detectar situaciones similares antes de que se profundicen. La justicia tendrá ahora la responsabilidad de actuar con la celeridad que el caso amerita.

FUENTE: La Opinión Austral

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