
El papa León XIV emocionó a más de un millón de jóvenes con un mensaje de esperanza y paz mundial
Actualidad03/08/2025
REDACCIÓN
Con una multitud emocionada y un cielo radiante como marco, el papa León XIV cerró el Jubileo de la Juventud con una misa multitudinaria en la explanada de Tor Vergata, en Roma, donde más de un millón de jóvenes peregrinos de todo el mundo se reunieron para compartir una jornada de fe, unidad y esperanza.


Desde un escenario imponente decorado con tonos rojos, blancos y dorados, el Pontífice encabezó la misa final del evento más masivo del Año Santo. Su mensaje fue directo, vibrante y conmovedor: “No se conformen con menos”, les dijo a los jóvenes, animándolos a soñar a lo grande, a aspirar a la santidad y a construir una realidad basada en el amor y el perdón.
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En su homilía, León XIV pidió que no se midiera la vida por posesiones materiales y subrayó que la verdadera plenitud se encuentra en el servicio, la fraternidad y el compromiso con quienes más sufren. Tras la eucaristía, rezó el Ángelus y otorgó la bendición final, cerrando un encuentro cargado de emoción colectiva.
Uno de los momentos más sentidos fue cuando el Papa recordó a María Cobo, de 30 años, y Pascale Rafic, de 18, dos peregrinas fallecidas en los días previos al Jubileo. Visiblemente afectado, compartió un mensaje de consuelo para sus familiares y compañeros de viaje, a quienes había recibido en el Vaticano horas antes.
“Ustedes son la señal de que un mundo diferente es posible”, exclamó León XIV, en un claro llamado a ser protagonistas de un tiempo nuevo. En inglés, expresó su solidaridad con “los jóvenes de Gaza, de Ucrania, y de todas las tierras ensangrentadas por la guerra”, asegurando que “en Cristo está nuestra paz y nuestra esperanza”.
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En español, fue más enfático aún: “Sí, con Cristo es posible. Con su amor, con su perdón, con la fuerza de su Espíritu”, alentando a las nuevas generaciones a no resignarse a la lógica del odio ni a la repetición del sufrimiento humano. Su voz resonó entre banderas, cantos y lágrimas de emoción.
“Gracias por la música, por los preparativos de todos esta semana, y gracias a los coreanos que serán los anfitriones del evento mundial de la juventud”, expresó antes de despedirse, al confirmar que la próxima Jornada Mundial de la Juventud será en Seúl, del 3 al 8 de agosto de 2027.
Inspirado por Juan Pablo II, León XIV llamó a los jóvenes “centinelas de la mañana” y “semillas de esperanza”, y renovó su invitación para seguir soñando juntos. La ovación fue inmediata y unánime. Miles coreaban su nombre: “¡Papa León, Papa León!”, mientras el Pontífice se acercaba nuevamente al borde del escenario para una última despedida.
Sus palabras finales fueron para quienes no pudieron estar presentes. “Lleven esta alegría al mundo entero”, les dijo. “A todos los que no pudieron venir, háblenles ustedes. Sean la sal de la tierra, la luz del mundo. ¡Gracias y buen viaje!”.
















