Caminar dentro del mar: el deporte acuático francés que conquista Europa

Caminar con el agua a la cintura, siguiendo la línea de la costa, se convirtió en un hábito saludable para miles de personas en Europa. Esta práctica, conocida como marcha acuática o Longe-Côte, fue creada hace veinte años en Dunkerque, al norte de Francia, y hoy despierta un interés creciente tanto en clubes deportivos como entre quienes buscan bienestar sin extenuarse. La información fue difundida en el podcast Mundo Ciencia de Radio Francia Internacional, en un informe de Ivonne Sánchez.

“La marcha acuática es simple, accesible, relajante y natural”, aseguran sus practicantes. Consiste en caminar dentro del agua, con el nivel entre la cintura y el pecho, de preferencia en la orilla del mar o de un lago. La combinación del ejercicio aeróbico con el entorno acuático potencia los beneficios físicos y emocionales. Se la asocia con el concepto de “salud azul”, en referencia al poder terapéutico del agua.

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Actualmente más de 17 mil personas participan de esta actividad en 47 clubes franceses, con fuerte presencia en regiones como la Bahía de Saint-Brieuc, en Bretaña. Pero el fenómeno ya trascendió las fronteras y comienza a practicarse también en Alemania e Italia, adaptándose a distintos paisajes costeros.

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Anne Dufour, autora del libro Mon cahier de Longe-Côte, reunió en su obra una serie de ejercicios complementarios que pueden realizarse durante la caminata. El texto fue publicado por Editions Mosaïque Santé, y recopila tanto rutinas prácticas como reflexiones sobre el bienestar físico y mental que genera este contacto con el mar.

La doctora Marie Perez Siscar, especialista en talasoterapia, escribió el prólogo del libro y aportó su mirada profesional. Dirige el centro de talasoterapia de Banyuls-sur-Mer, cerca de la Costa Brava, y celebró el impacto positivo de la marcha acuática: “Es una actividad integradora que beneficia la circulación, fortalece los músculos y reduce el estrés.”

La sencillez es uno de los mayores atractivos de esta práctica. No se requiere equipamiento complejo ni habilidades previas. Se trata de conectar con el agua, mantener el ritmo y disfrutar del entorno. Además, al reducir el impacto en las articulaciones, resulta ideal para personas mayores o en rehabilitación.

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Este tipo de propuestas deportivas se insertan en una tendencia global que valora la actividad física como experiencia integral. Lejos de la lógica del rendimiento extremo, se enfocan en el disfrute, el contacto con la naturaleza y el equilibrio emocional. En ese sentido, la marcha acuática se posiciona como una alternativa completa, con cuerpo, mente y paisaje en sintonía.

El avance de esta práctica también abre una oportunidad para las zonas costeras de América del Sur. Con playas extensas, lagos calmos y creciente conciencia sobre el bienestar, países como Argentina o Chile podrían adoptar el Longe-Côte como parte de sus ofertas turísticas y saludables.

Material publicado por gentileza Radio Francia Internacional