
Nuevo ataque de orcas a una cría de ballena franca en El Doradillo: un valioso registro científico
Turismo04/08/2025
REDACCIÓN
Un grupo de orcas fue registrado el 1 de agosto atacando a una cría de ballena franca austral en el Área Natural Protegida El Doradillo, frente a la costa de Puerto Madryn, en un hecho poco frecuente pero de enorme valor científico. El episodio fue documentado por el investigador Nicolás Lewin en el marco del proyecto “Midiendo Ballenas”, coordinado por el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB).


El ataque se produjo a unos 700 metros de la playa Las Canteras, un sitio conocido por su concentración de madres y crías de ballena franca durante el invierno. Las orcas fueron vistas previamente en Punta Loma, donde realizaron varamientos intencionales para cazar lobos marinos, y luego se desplazaron hacia el norte, hasta interactuar con ballenas en la costa del Doradillo.
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El registro se suma a una larga serie de observaciones sistemáticas iniciadas en 1971 por el ICB y Ocean Alliance, que demuestran cómo la depredación por orcas afecta directamente el uso del hábitat por parte de las ballenas. Un estudio liderado por el Dr. Mariano Sironi analizó más de 100 encuentros entre ambas especies, revelando patrones de conducta defensiva y desplazamientos territoriales.
“Observamos a cuatro orcas nadando cerca de la costa tras haber sido alertados por guardaparques. Pudimos registrar el ataque con dron y, aunque breve, fue un cierre impactante para una jornada en la que contabilizamos 155 ballenas, el segundo mayor registro diario desde 2018”, explicó Nicolás Lewin. El testimonio refuerza la importancia del monitoreo permanente en zonas de alta biodiversidad.
Durante los encuentros documentados en las últimas décadas, se ha observado que las ballenas francas adultas protegen a sus crías mediante estrategias grupales, como la formación de “roseta”, donde rodean al ballenato y orientan sus colas hacia el exterior. Estas tácticas parecen ser una adaptación conductual frente al riesgo de ataque por parte de las orcas.

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El análisis histórico muestra que las ballenas han modificado su distribución para evitar zonas de alto riesgo. Mientras que décadas atrás se concentraban en la costa externa de Península Valdés —área de alta presencia orca—, actualmente se agrupan en los Golfos Nuevo y San José, donde las aguas poco profundas les ofrecen mayor protección.
El Dr. Sironi afirmó que “la presión de predación podría explicar en parte el desplazamiento de las ballenas francas australes hacia los golfos, donde la frecuencia de ataques es menor”. Aunque no concluyente, la “hipótesis de la predación” toma fuerza a partir del análisis de campo y los registros acumulados.
De los 117 encuentros documentados entre 1972 y 2000, solo el 10,7% correspondió a ataques reales con heridas visibles, aunque estos fueron los más prolongados y peligrosos. En la mayoría de los casos, las ballenas no reaccionaron o solo exhibieron conductas defensivas leves.
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Los datos aportados por el reciente ataque confirman que, aunque infrecuente, la predación de crías por parte de orcas continúa sucediendo en Península Valdés. Sin embargo, la estrategia migratoria y la concentración en aguas someras parecen ser mecanismos eficaces de defensa a largo plazo.
En paralelo, se recuerda que la costa externa de la península sigue siendo el área de mayor actividad de orcas, especialmente en zonas donde se alimentan de lobos y elefantes marinos. Esta información es crucial para gestionar la conservación de ambas especies dentro de un marco de equilibrio ecológico.
El proyecto “Midiendo Ballenas” continúa siendo clave para la recolección de datos científicos sobre comportamiento, distribución y dinámica poblacional de las ballenas francas australes. En cada temporada, las observaciones permiten ajustar hipótesis y reforzar medidas de conservación.
Fuente: ICB




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