Dormir menos de lo necesario: el impacto oculto de la menstruación en la salud femenina

Un reciente relevamiento mostró que la calidad del sueño femenino se altera de manera significativa durante los días de menstruación. La investigación, llevada a cabo por Ketchum Dynata, indicó que seis de cada diez mujeres duermen entre una y dos horas menos cada noche en ese período. El cálculo a lo largo de una vida equivale a más de 150 noches enteras sin descanso.

El informe señaló que el 62% de las encuestadas percibe un impacto directo en la calidad de su sueño. La incomodidad física, el dolor abdominal y la ansiedad por manchar se posicionan como las principales causas que interrumpen el descanso. Este dato abre un debate sobre la necesidad de poner mayor atención en el bienestar de las mujeres en relación con su salud cotidiana.

El estudio también arrojó que el 79% de las mujeres prioriza productos que aporten comodidad y bienestar en esos días. Desde elementos de higiene hasta recursos que colaboren con la relajación, el interés por encontrar soluciones que alivien este malestar se impone como una constante entre las encuestadas.

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Los especialistas consultados advierten que la falta de sueño no es solo un inconveniente pasajero. La privación de descanso en el ciclo menstrual puede potenciar síntomas como fatiga crónica, irritabilidad, dificultades de concentración y mayor sensibilidad al dolor. Incluso, mencionan que el desbalance en el sueño influye en la regulación hormonal.

El doctor Juan Manuel Serini, especialista en ginecología y obstetricia, sostuvo que “durante el ciclo menstrual es muy común que el sueño se vea alterado por el dolor abdominal, la incomodidad o la ansiedad por manchar”. El profesional destacó que dormir mal repercute de manera directa en la energía y en el estado de ánimo.

Serini agregó que “contar con soluciones que acompañen el descanso en esos días no es un detalle: es parte de una salud integral”. Su reflexión apunta a un abordaje más amplio, en el que se reconozca al sueño como un aspecto central del bienestar femenino y no como una consecuencia secundaria del ciclo.

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En paralelo, los investigadores resaltaron que la falta de descanso incide en la vida laboral y social de las mujeres. La disminución del rendimiento y el malestar acumulado pueden condicionar desde la productividad hasta la forma en que se atraviesan las actividades cotidianas.

La acumulación de más de 150 noches de insomnio a lo largo de la vida representa un impacto silencioso en la salud de las mujeres. Aunque no siempre se visibiliza en la agenda pública, se trata de un fenómeno que afecta a millones de personas y que requiere de mayores instancias de divulgación y acompañamiento médico.

De esta manera, la investigación vuelve a poner sobre la mesa una pregunta pendiente: ¿qué medidas se pueden tomar para que el descanso femenino no se vea condicionado por un proceso natural? La respuesta, según los especialistas, debería ir más allá de soluciones individuales y orientarse a un enfoque que integre salud, investigación y políticas de bienestar.

Fuente: NA.