Del campo a la mesa: embutidos de guanaco conquistan Santa Cruz y marcan tendencia

Actualidad25/08/2025Sergio BustosSergio Bustos
salamines guanaco
Pedro García y sus embutidos.

En la Patagonia, el guanaco dejó de ser solo parte del paisaje para transformarse en alimento. Santa Cruz habilitó la comercialización de su carne y ya impulsa proyectos que lo convierten en un recurso con valor agregado.

Uno de los ejemplos más notorios es el de Pedro Oscar García, de Puerto Deseado, que en 2019 cambió la carnicería por la elaboración de embutidos artesanales. Su apuesta fue clara: incorporar al guanaco como materia prima para producir chorizos y salames únicos en la región.

“Apuntamos a hacer muchas cosas con guanaco. Es una carne noble, y la gente se sorprende cuando la prueba”, afirma García, cuya fábrica ya ofrece más de veinte variedades sin conservantes ni aditivos.

La ley provincial sancionada en 2024 abrió el camino. Gracias a ese marco, productores locales tienen acceso a frigoríficos habilitados que procesan la carne y la entregan lista para trabajar. Esto permitió que emprendimientos como “Embutidos García” crezcan y ganen espacio en ferias regionales.


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En la última Expo Turismo de Comodoro Rivadavia, los embutidos de guanaco fueron aplaudidos por su calidad y originalidad, confirmando que existe un mercado dispuesto a incorporar este producto patagónico.

La experiencia de Santa Cruz contrasta con lo que ocurre en Chubut, donde el guanaco abunda pero todavía no hay normas que permitan su aprovechamiento formal. La diferencia es clara: en una provincia genera empleo y alimentos, en la otra sigue sin integrarse a la economía.

García recuerda que todo comenzó como un pasatiempo. Con el tiempo, el proyecto se transformó en un negocio familiar que combina tradición artesanal con innovación en sabores. Hoy su fábrica es un referente para quienes buscan productos regionales auténticos.

El impacto va más allá de la gastronomía. Para Santa Cruz, la iniciativa se traduce en nuevas fuentes de trabajo y en la posibilidad de diversificar su matriz productiva. El guanaco, antes visto como recurso desaprovechado, se convierte en motor de emprendimientos locales.

La carne de guanaco tiene un perfil nutricional interesante: es magra, con bajo contenido graso y alta en proteínas, lo que la convierte en una alternativa saludable dentro de la dieta. Esto también explica el interés creciente de consumidores que buscan alimentos naturales.


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El debate sobre su aprovechamiento sigue abierto. Mientras Santa Cruz avanza con regulación y control, sectores ambientalistas advierten sobre la necesidad de garantizar un manejo sustentable de la especie, que forma parte del equilibrio ecológico de la estepa patagónica.

En paralelo, cocineros y gastrónomos celebran la innovación. Los embutidos de guanaco aparecen en cartas de restaurantes especializados, que los combinan con ingredientes regionales como calafate, hierbas andinas y quesos de oveja.

Para García, lo más valioso es ver la reacción de los clientes: “Cuando prueban el guanaco se sorprenden por su sabor suave. Muchos vuelven a comprar porque encuentran un producto distinto y de calidad”, asegura.

La historia de este emprendimiento refleja cómo una decisión política puede impactar en la vida cotidiana. Una ley abrió la puerta, y un carnicero de Puerto Deseado encontró allí una nueva vocación que ya trasciende fronteras.

El próximo paso será ampliar la producción y consolidar una red de distribución más amplia. Con el respaldo legal y la aceptación del público, los embutidos de guanaco comienzan a escribir un capítulo novedoso en la gastronomía patagónica.

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