
Peregrinos celebran en Chimpay el aniversario del nacimiento de Ceferino Namuncurá
Actualidad26/08/2025
REDACCIÓN
La localidad rionegrina de Chimpay vuelve a convertirse en epicentro de la fe popular con la celebración del aniversario del nacimiento de Ceferino Namuncurá, el joven mapuche que la Iglesia Católica proclamó beato en 2007 y que el pueblo patagónico ya veneraba como “su santito” desde mediados del siglo pasado.


Nacido el 26 de agosto de 1886, Ceferino fue hijo del cacique Manuel Namuncurá y nieto de Juan Calfucurá. Su vida estuvo atravesada por los procesos de evangelización y las tensiones derivadas de la Conquista del Desierto, aunque supo mantener con orgullo su identidad indígena. “Namuncurá significa pie de piedra, símbolo de firmeza y tenacidad”, recuerdan los salesianos que lo acompañaron en su camino.
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Desde temprano, peregrinos de todo el país caminan hacia Chimpay bajo el lema de la esperanza, en un año jubilar para la comunidad. Enntre los testimonio, el padre Manolo Cayo expresó: “Ceferino es alguien que vivió a fondo desde la esperanza, movido por el amor a su gente y por el deseo profundo de ser útil a su pueblo”.
Los mensajes llegaron también desde fuera de la Patagonia. Un educador argentino radicado en la región chilena de Aysén afirmó que la figura de Ceferino “es una posibilidad de creer en el ideal de los jóvenes, de descubrir sus dones y virtudes aún en medio de la oscuridad”. Su testimonio resaltó la importancia de acompañar a los chicos en el descubrimiento de sus capacidades.
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Otro saludo especial provino desde Perú, donde una religiosa salesiana destacó la fortaleza del joven mapuche: “Ceferino nunca renegó de su identidad, estaba orgulloso de su pueblo y de su gente, y se dejó transformar por Jesús para ser un ejemplo de servicio”.
El obispo auxiliar de Bahía Blanca, Pedro Fournau, también se sumó con un mensaje: “La peregrinación muestra que la fe es un signo de esperanza que nos une como hermanos, aun en tiempos de divisiones e injusticias”. Sus palabras buscaron transmitir un sentido de fraternidad en medio de un contexto social complejo.

Además de los testimonios religiosos, hubo relatos familiares cargados de emoción. Una pareja de Pedro Luro compartió su experiencia al asegurar que “Ceferino siempre estuvo presente en nuestras vidas y sentimos su cercanía en momentos decisivos, como el nacimiento de nuestro hijo Bruno”. La devoción personal y comunitaria se hizo visible en cada detalle de la jornada.
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El padre Pedro Norambuena, desde Chimpay, valoró la masiva concurrencia y resaltó entre los testimonios enviados que “el mensaje de Ceferino sigue convocando, porque representa un ejemplo de fraternidad, servicio y esperanza para nuestro pueblo”.
Con misas, procesiones y expresiones culturales, la fiesta tiene un clima de unidad. La figura de Ceferino, que murió en Italia en 1905 a los 18 años, continúa inspirando a miles de creyentes en la Patagonia y más allá de sus fronteras.

















