La inflacion mayorista crece.
La inflación mayorista dio un salto en agosto y se ubicó en 3,1%, de acuerdo con el Instituto de Estadísticas y Censos (INDEC). El dato confirmó que los precios al por mayor crecieron más rápido que los minoristas, que en el mismo mes marcaron un 1,9%.
El informe oficial mostró que el avance estuvo motorizado por un mayor impacto del dólar oficial sobre los bienes comercializables con el exterior, que tienen más peso en el índice mayorista que en el minorista. Ese efecto multiplicó el “pass through” cambiario y amplificó la variación.
En detalle, los productos de origen nacional aumentaron 3,1%, mientras que los importados lo hicieron en 2,9%. Así, el Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM) acumuló una suba del 15,7% en lo que va del año y un fuerte 22,1% en la comparación interanual.
Por el lado de la inflación minorista, el dato del 1,9% generó sorpresa, ya que mostró un freno respecto de meses previos. Sin embargo, la diferencia con los precios mayoristas despierta dudas sobre la capacidad de sostener esa desaceleración.
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“La dinámica de costos mayoristas anticipa presión sobre los precios al consumidor en los próximos meses”, remarcaron economistas consultados tras la difusión del informe.
El contraste entre mayoristas y minoristas refleja un desfasaje: las empresas ya pagan insumos más caros, pero esa suba aún no se trasladó por completo a las góndolas. El mercado espera que esa diferencia empiece a cerrarse pronto.
El comportamiento del dólar oficial fue determinante. “Cada movimiento cambiario repercute más rápido en los precios mayoristas que en el IPC”, explicaron especialistas en comercio exterior. Esto se debe a que el IPIM concentra productos exportables e importables.
En los productos nacionales, la incidencia de los costos internos y de los insumos dolarizados explica la aceleración. En los importados, la variación estuvo atada al ajuste cambiario y a la dinámica del comercio exterior.
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La inflación minorista, en tanto, mostró avances moderados en alimentos, transporte y servicios. Esa composición ayudó a contener el índice, pero al mismo tiempo reveló que la presión está latente en la cadena de precios.
El acumulado interanual del IPC ronda niveles más bajos que el mayorista, lo que marca que la economía convive con dos velocidades de inflación: la de costos mayoristas, más sensible a la cotización del dólar, y la de precios al consumidor, que llega con rezago.
Para el Gobierno, el desafío es evitar que esa brecha se convierta en una nueva ola inflacionaria en los próximos meses. El dato de agosto deja abierta la incógnita sobre si los precios minoristas lograrán mantener la contención o si empezarán a alinearse con la tendencia mayorista.
La comparación histórica también resulta significativa. El 22,1% interanual del IPIM contrasta con la desaceleración del IPC, lo que marca un escenario de tensión entre costos internos y precios al consumidor final.
La expectativa ahora se centra en septiembre. Los analistas privados esperan que parte de la presión mayorista empiece a trasladarse a los bolsillos de los consumidores, con un IPC que podría retomar la senda ascendente.
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