Déficit récord: Argentina acumula más de US$4.000 millones de rojo comercial en 2025

Actualidad22/09/2025

Preocupa el rojo comercial.

La economía argentina atraviesa un momento delicado. El Indec informó que en agosto el comercio exterior dejó un déficit de US$477 millones, consolidando una tendencia negativa que ya lleva tres meses seguidos.

En junio el saldo había sido de US$649 millones y en julio de US$515 millones. El acumulado del año asciende a US$4.043 millones, un cambio drástico respecto de 2024, cuando el mismo período mostraba un superávit de US$5.086 millones.

El deterioro obedece a dos factores. Las exportaciones se hundieron 10,6% interanual, mientras que las importaciones crecieron 19,8%.

Los envíos al exterior sumaron US$5.850 millones. Cayeron productos primarios (–14,1%), manufacturas agroindustriales (–13,6%), combustibles (–17,7%) e industriales (–1,8%).

Entre los principales embarques figuraron harinas y pellets de soja, maíz, petróleo crudo y vehículos. Los precios internacionales y los volúmenes vendidos fueron menores que los de 2024.

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Las compras externas totalizaron US$6.327 millones. El rubro combustibles y lubricantes se disparó 83,7%, los bienes de capital 29,6% y los bienes de consumo 31,9%.

El país importó más gasoil, naftas, autos, celulares y maquinaria agrícola. El Gobierno permitió una apertura amplia en busca de abastecimiento y precios más bajos en el mercado interno.

La estrategia, sin embargo, tiene un costo alto. El rojo comercial implica pérdida de divisas y erosiona las reservas del Banco Central, que siguen bajo presión a pesar del cepo cambiario.

Los economistas advierten que, de continuar esta dinámica, 2025 podría cerrar con el peor resultado desde 2018. Ese año el déficit externo superó los US$5.000 millones en medio de una corrida cambiaria y negociaciones con el FMI.

La situación plantea un dilema para el Ejecutivo. Si mantiene la apertura, abarata productos y bienes de inversión, pero cada dólar que sale se resta de las reservas. Si aplica regulaciones, frena la salida de divisas pero golpea la actividad.

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El Gobierno había prometido alcanzar los “superávit gemelos” como pilar de su plan económico. Hoy la realidad muestra un ajuste interno sin equilibrio externo, con un país que sigue gastando más de lo que ingresa.

En los despachos oficiales sostienen que los números reflejan una transición. Argumentan que la apertura busca modernizar la economía y que las exportaciones repuntarán cuando mejoren los precios internacionales.

Desde la oposición, en cambio, las críticas se multiplican. “Están rifando las reservas y poniendo al país en riesgo de otra crisis cambiaria”, señalaron legisladores patagónicos.

Los industriales también expresan inquietud. Advierten que la avalancha importadora compite con la producción nacional y deja sin oxígeno a sectores que todavía no logran recuperar niveles de actividad.

En el campo, las miradas son distintas. Los exportadores reclaman incentivos y un tipo de cambio competitivo que les permita vender más al mundo sin perder rentabilidad.

Por ahora, el rojo comercial marca la agenda. La Argentina vuelve a mostrar una balanza negativa, en un contexto en el que cada dólar cuenta y las reservas del Banco Central no logran estabilizarse.