
La baja de retenciones se lleva casi la mitad del superávit financiero previsto para 2025
Actualidad23/09/2025
Sergio Bustos
El anuncio del Gobierno de eliminar temporalmente las retenciones a granos hasta el 31 de octubre generó un fuerte debate económico y político. La decisión busca acelerar el ingreso de divisas por hasta u$s7.000 millones y dar aire al mercado cambiario.


El impacto fiscal, sin embargo, es notable. Estimaciones privadas señalan que la medida costará alrededor de 0,15% del PBI, unos u$s1.000 millones, equivalente al 46% del superávit financiero proyectado para este año.
El cálculo se desprende de un informe del IARAF, que modeló tres escenarios posibles de liquidación de soja y maíz. En todos los casos, la pérdida de recaudación supera el 0,23% del PBI en términos brutos.
El reporte aclara que una parte puede compensarse con mayor recaudación de Ganancias, pero ese efecto recién se verá en 2026. “La pérdida neta para 2025 es de 0,14% del PBI”, sostiene el estudio.
El panorama fiscal ya estaba condicionado. El FMI había concedido un waiver en julio por el incumplimiento de acumulación de reservas y, a cambio, exigió un superávit primario de 1,6% del PBI para 2025. Con la baja de retenciones y otros gastos imprevistos, alcanzar esa meta luce cada vez más difícil.
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El Ministerio de Economía reconoce que la meta de comprar u$s8.000 millones en 2024 nunca fue prioridad. El objetivo pasó a ser sostener la calma cambiaria y acumular reservas recién en 2026, cuando vencen u$s9.000 millones con el Fondo.
La decisión se asemeja al “dólar soja” aplicado en gestiones anteriores. La diferencia es que ahora se optó por una quita total de derechos de exportación en un período acotado, lo que potencia el costo fiscal.
En los primeros ocho meses del año, las retenciones habían generado $5,8 billones, con un promedio mensual de $720.000 millones. En agosto la recaudación cayó a $400.000 millones, lejos de los picos de junio y julio.
El movimiento del Gobierno apunta a revertir esa caída, aunque a costa de resignar ingresos fiscales. En la Casa Rosada lo justifican como una medida táctica. El riesgo es comprometer la estabilidad de las cuentas justo antes de la revisión con el Fondo.
El informe de IARAF subraya que el costo equivale a casi la mitad del superávit financiero previsto en el Presupuesto 2026. “El margen de maniobra del Gobierno queda reducido, y cada nuevo gasto imprevisto complica el objetivo fiscal”, advierte.
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En paralelo, el Congreso ya impuso mayores erogaciones para universidades, el hospital Garrahan y la emergencia en discapacidad. La suma de esas partidas con la baja de retenciones obliga a un ajuste más severo en otros rubros.
La oposición provincial también criticó el timing del anuncio. Gobernadores de Provincias Unidas calificaron la medida de electoralista y reclamaron la eliminación definitiva del impuesto, no una suspensión temporal.
En este contexto, la discusión por las retenciones no solo impacta en el agro y en las cuentas públicas. Se convierte en un factor central en la relación con el FMI y en la campaña electoral, donde el Gobierno busca sostener un discurso de estabilidad.
El desafío de corto plazo es claro: garantizar dólares para calmar al mercado. Pero el costo de esa estrategia se pagará en el frente fiscal. El propio IARAF concluye que la medida se lleva casi la mitad del superávit financiero proyectado para 2025.




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