
Vaca Muerta exige una demanda inédita de insumos, acero y logística hasta 2040
Actualidad25/09/2025
Sergio Bustos
El crecimiento de Vaca Muerta ya no se mide solo en pozos perforados. Un informe del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG) dimensionó la magnitud de insumos, obras y logística que implicará la expansión de la cuenca neuquina hasta 2040, y las cifras sorprenden incluso a los especialistas.


El documento contempla tres escenarios —bajo, medio y alto— y analiza cada etapa de la actividad, desde la preparación del terreno hasta la evacuación final de hidrocarburos. “Se trata de una operación industrial y logística de escala inédita en Argentina”, señaló el trabajo.
Cada pozo horizontal demanda un promedio de 72.000 metros cúbicos de agua para las fracturas hidráulicas y unas 11.600 toneladas de arena para mantener abiertas las fisuras en la roca. También requiere 275 toneladas de baritina, casi 300 toneladas de acero para cañerías y alrededor de 550.000 litros de gasoil para alimentar bombas de fractura.
El escenario medio proyecta hasta 9.600 pozos perforados hacia 2040, lo que implica volúmenes acumulados de materiales nunca antes vistos en el país. Solo las plataformas de perforación necesitarán entre 12 y 20 millones de metros cúbicos de áridos y más de 1,6 millones de metros cúbicos de agua, además de un despliegue permanente de maquinaria pesada.
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A esto se suma el tendido de cañerías. Por cada plataforma de pozos se requerirán 250 metros de líneas de producción, 250 metros de colectoras y 500 metros de control, todas en acero de alta resistencia. Bajo el escenario más ambicioso, se proyectan más de 600 kilómetros de flowlines y gathering antes de 2040, con un consumo de acero superior a las 30.000 toneladas.
Las baterías de producción, que permiten separar petróleo, gas y agua, también marcan el tamaño del desafío. Cada una ocupa 35.000 metros cuadrados y demanda 4.000 metros cúbicos de hormigón, 75 kilómetros de cables, 350 instrumentos de control y hasta 250 trabajadores en picos de obra.
En el caso de las plantas de tratamiento de gas, la construcción típica exige 7.000 metros cúbicos de hormigón, 200 kilómetros de cables y 2 millones de horas de trabajo, con hasta 500 puestos de empleo simultáneos. Para el petróleo, las cifras son aún mayores: 8.000 metros cúbicos de hormigón, 300 kilómetros de cableado y 2,5 millones de horas de construcción.
El informe del IAPG también advierte que se necesitará tender entre 500 y 2.500 kilómetros de ductos troncales dentro de la cuenca, con caños de hasta 36 pulgadas de diámetro y presiones de 100 kilogramos por centímetro cuadrado. Cada kilómetro de gasoducto implica 3.000 pulgadas de soldadura y 4.200 metros cúbicos de movimiento de suelo.
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La magnitud del despliegue impactará en el empleo. Una batería de producción puede sostener 100 trabajadores permanentes, mientras que una planta de gas requiere más de 500 en obra simultánea. En total, decenas de miles de puestos dependerán de esta expansión.
El estudio no individualiza destinos portuarios, pero señala la necesidad de contar con puertos de aguas profundas y redes de transporte de alta capacidad para abastecer semejante operación. La articulación entre oleoductos, gasoductos, rutas y ferrocarriles será determinante.
El IAPG remarca que este proceso solo será viable si se cumplen condiciones macroeconómicas básicas: financiamiento estable, insumos competitivos y coordinación público-privada para evitar cuellos de botella. “La cadena de Vaca Muerta involucra a centenares de empresas metalúrgicas, químicas, de transporte y de servicios”, concluye el informe.
Detrás de cada pozo, cada planta y cada ducto, se despliega una maquinaria que excede lo energético. Vaca Muerta ya no es solo un yacimiento: es una apuesta industrial de magnitud inédita para Argentina.





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