Disidentes en la frontera: israelíes desafían al Gobierno y piden sanciones internacionales por Gaza

Actualidad06/10/2025Sergio BustosSergio Bustos
israelies protestan
Israelíes protestan.

En una calurosa mañana de septiembre, decenas de israelíes se presentaron frente a la valla fronteriza de Gaza, no como soldados, sino como disidentes. Su mensaje fue directo: exigen que termine el asedio y piden sanciones internacionales contra su propio país.

La mayoría de los manifestantes son israelíes judíos que rechazan la política militar de su Gobierno. Marcharon hasta la frontera para reclamar a la comunidad internacional que aísle a Israel y “detenga el genocidio y el régimen de apartheid sionista que lleva décadas”, según expresaron en los carteles.

“El Gobierno no va a detenerse, así que estamos aquí para pedirle al mundo que nos boicotee, por ridículo que suene”, declaró Sapir Sluzker Amran, una de las participantes, a CNN. Sus palabras resumen el sentir de un sector pequeño pero ruidoso dentro de la sociedad israelí.

Sluzker Amran representa a una minoría. “Debemos seguir sacudiendo a nuestra sociedad hasta que enfrente la horrible verdad de que estamos cometiendo un genocidio”, agregó. A casi dos años del inicio de la guerra, su posición choca de frente con la mayoría de los israelíes.


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En septiembre, una investigación independiente de la ONU concluyó por primera vez que Israel había cometido genocidio contra los palestinos en Gaza, un hallazgo que el Gobierno israelí rechazó tajantemente. La distancia entre lo que denuncian los activistas y la posición oficial es cada vez más profunda.

A pocos kilómetros, en la ciudad de Sderot, esa brecha se hace evidente. Un grupo de israelíes se reúne en un mirador para observar los bombardeos sobre Gaza, algunos con palomitas y celulares en mano. Lo llaman el “cine de Sderot”, y se ha vuelto un ritual.

“Cuando miro Gaza y veo edificios aún en pie, me molesta. Quiero que Israel continúe hasta que todo esté arrasado”, dijo Rafael Hemo, uno de los asistentes. Su postura refleja el sentimiento de una parte importante de la población tras el ataque del 7 de octubre.

Esa jornada, milicianos liderados por Hamas mataron a 1.200 israelíes y tomaron a más de 250 rehenes. Para muchos, fue un 11 de septiembre local. El trauma colectivo consolidó una mirada militarista y poco dispuesta a contemplar el sufrimiento palestino.

Los sábados en Tel Aviv se convirtieron en un ritual político. Miles de personas se movilizan cada semana para reclamar el regreso de los rehenes y expresar su enojo con el Gobierno, pero el alto número de víctimas palestinas casi nunca aparece en pancartas ni discursos.


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Una encuesta del Centro aChord de la Universidad Hebrea reveló que el 62 % de los israelíes está de acuerdo con la afirmación de que “no hay espectadores inocentes en Gaza”. La opinión pública está marcada por la desconfianza y una visión deshumanizada del otro lado de la frontera.

Para la investigadora Ayala Panievsky, la cobertura mediática alimenta esa mirada. “Desde el 7 de octubre, los medios tradicionales participaron en una campaña de deshumanización”, explicó. En el canal 12, el más influyente de Israel, las voces palestinas fueron prácticamente borradas.

Un informe de Panievsky reveló que solo el 3 % de los reportes televisivos sobre la guerra mostraron el sufrimiento humano en Gaza. Las imágenes que recorren el mundo fueron censuradas o directamente eliminadas de la televisión israelí.

El periodista Nir Hasson, de Haaretz, asegura que recibe amenazas cada vez que publica historias desde Gaza. “La mayor ira aparece cuando contamos testimonios de soldados israelíes que admiten atrocidades”, afirmó. Sus informes revelan grietas incómodas en el relato dominante.


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Mientras tanto, muchos israelíes niegan la realidad del hambre en Gaza. Más de 400 palestinos murieron por desnutrición, pero encuestas muestran que el 79 % de los judíos israelíes no siente preocupación por esa situación. El término “Pallywood” circula en redes para descalificar imágenes de sufrimiento.

Para el ex presidente del Parlamento Avraham Burg, esta negación viene de décadas de política estatal que invisibilizó a los palestinos. “Si no te veo, no existís”, dijo. La ocupación prolongada y el muro separaron realidades hasta convertirlas en mundos paralelos.

La polarización es extrema. Mientras Netanyahu prometía “cambiar Medio Oriente” tras el 7 de octubre, Israel se volvió más aislado diplomáticamente y más dividido internamente. Las ofensivas militares prolongadas profundizaron las tensiones sociales y políticas.

Para los disidentes que protestan frente a Gaza, el aislamiento internacional no es una amenaza, sino una herramienta. “Estoy aquí como israelí que no va a guardar silencio ante los crímenes que se cometen en nuestro nombre”, dijo uno de ellos. Su reclamo busca sacudir a una sociedad que, en gran parte, no quiere mirar.

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