Un asteroide gigante sorprende a la ciencia: podría ser tecnología extraterrestre

El objeto interestelar 3I/ATLAS despertó un interés inusual entre astrónomos de todo el mundo. A diferencia de otros cuerpos celestes, su paso por el Sistema Solar presenta patrones que no encajan con las conductas típicas de un cometa. Aunque no representa ninguna amenaza, su sola presencia genera un debate científico intenso.

Antes que nada, es importante aclarar que el 3I/ATLAS pasará a más de 240 millones de kilómetros de la Tierra. No hay riesgo de colisión. Sin embargo, lo que inquieta a los especialistas no es su cercanía, sino una serie de anomalías que desafían los modelos astronómicos habituales. Su diámetro estimado es de 46 kilómetros, un tamaño que multiplica por un millón la masa de 2I/Borisov, el anterior cometa interestelar conocido.

El astrofísico israelí Avi Loeb, investigador de la Universidad de Harvard y autor de más de mil publicaciones científicas, propuso una hipótesis que sacudió el ambiente académico. “Este cuerpo podría ser un objeto tecnológico de origen extraterrestre”, aseguró. Sus afirmaciones se apoyan en un enfoque que él llama “modestia cósmica”, que sostiene que es arrogante pensar que la humanidad está sola en el universo.

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Uno de los aspectos más llamativos es su órbita retrógrada, es decir, se desplaza en dirección contraria a la mayoría de los cuerpos del Sistema Solar. Además, su trayectoria está alineada casi perfectamente con el plano de la eclíptica, el mismo en el que giran los planetas alrededor del Sol. Según Loeb, la probabilidad de que esto ocurra de manera aleatoria es de apenas 0,2%, una cifra que alimenta las conjeturas.

3I/ATLAS es apenas el tercer objeto interestelar detectado atravesando nuestro sistema. El primero fue 1I/Oumuamua en 2017, que también despertó especulaciones por su forma y movimiento. El segundo fue 2I/Borisov, más convencional. Este nuevo visitante, en cambio, combina rarezas orbitales y físicas que desconciertan incluso a los especialistas más prudentes.

Su recorrido es otro punto intrigante. Pasará cerca de Venus, Marte y Júpiter en una secuencia muy poco probable. Los cálculos indican que la posibilidad de que esta alineación ocurra por azar es de solo 0,005%. Para Loeb, este patrón recuerda al de una trayectoria planificada, similar a la que seguiría una sonda enviada para estudiar planetas estratégicamente.

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A eso se suma su luminosidad. Las mediciones muestran un brillo que no se ajusta al comportamiento esperado de un cometa que simplemente refleja luz solar. No hay una explicación clara para este fenómeno, pero los datos sugieren que la superficie o estructura de 3I/ATLAS podría ser distinta de lo conocido hasta ahora.

Otra cuestión que llama la atención es la falta de objetos similares detectados anteriormente. Loeb remarca que, estadísticamente, si existiera un cuerpo tan grande viajando entre estrellas, deberían haberse observado miles de fragmentos más pequeños antes. La ausencia de esos registros abre un interrogante sobre su origen real.

Por ahora, la comunidad científica no tiene una respuesta definitiva. Algunos especialistas sostienen que estas anomalías pueden explicarse con fenómenos naturales poco frecuentes. Otros, como Loeb, creen que vale la pena considerar hipótesis más audaces, incluso la posibilidad de una tecnología no terrestre.

Mientras tanto, telescopios de distintos países seguirán cada movimiento de 3I/ATLAS con precisión milimétrica. Su paso cerca de los planetas internos ofrecerá una oportunidad única para recolectar datos y analizar detalles que podrían cambiar la comprensión de los visitantes interestelares.