“Emaús” es lo que se denomina una novela de aprendizaje

Conocí a Baricco, como casi todos, por “Seda”, esa poética y sutil novela que sin dudas sobrevivirá en la antología del tiempo. Después leí un par de sus libros de ensayo y quedé fascinado con su última ficción, “Abel”, que en lo personal considero su mejor libro.

“Emaús”, que estaba en la lista de pendientes, luego de aquellas, me sorprendió porque me encontré con un autor más sombrío. Tal vez porque se interna en los costados más oscuros de la adolescencia, aquella que los padres o ignoran o sobre la que se hacen los boludos.

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La acción transcurre en una Italia de los 60 o 70, aunque nunca lo sabemos, y se centra en Luca, Bobby, "El Santo" y el narrador, cuatro jóvenes que viven en un mundo cerrado, protegido por una lógica de capilla religiosa, tocando con su banda en la iglesia y haciendo actos de caridad.

Este mundo cerrado, aparentemente ideal, sostenido en gran parte por la hipocresía, se va a ver sacudido por la aparición de Andre, una joven hermosa, autónoma y desinhibida, que de manera calculada o involuntariamente (no lo sabremos), le va a mover la estantería a estos cuatro pibes; detonándoles sus creencias y los cimientos sobre los cuales construían su vida cotidiana.

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“Emaús” es lo que se denomina una novela de aprendizaje, en la que el paso al otro lado de la inocencia se da por un evento traumático; en este caso la aparición de Andre, que personifica la libertad sexual y el pecado, de una manera u poco misógina. Al menos esto es así a ojos de estos jóvenes, en los que uno va adivinando como se les transforma la cara de boludos en otro rictus; como se les profundizan los traumas y las obsesiones; y entre los cuales solo el narrador logrará campear el proceso de crisis y construir una nueva vida, más dolorosa pero más real.

Alessandro Baricco nació en Turín en 1958. Es autor de, entre otras obras, las novelas “Tierras de cristal”, “Océano mar”, “Seda”, “City”, “Sin sangre”, “Esta historia”, “Mr Gwyn”, “Tres veces al amanecer”, “La Esposa joven” y “Abel”. También es autor de una reescritura de la Ilíada y de numerosos ensayos.