Milei busca aire en el Congreso mientras se redefine el mapa del poder político
Política20/10/2025
Sergio Bustos
El Congreso se reconfigura.
El Congreso vuelve a ser el epicentro de la política argentina. La elección legislativa de este domingo no solo renueva 127 diputados y 24 senadores, sino que también puede alterar los equilibrios de poder que condicionaron los primeros meses del gobierno de Javier Milei.
En la Cámara baja, La Libertad Avanza parte con ventaja. Arriesga solo 8 de sus 37 bancas y podría duplicar su representación, alcanzando alrededor de 80 diputados. El número la acercaría al tercio necesario para blindar vetos, pero aún lejos de los 129 votos requeridos para abrir una sesión por cuenta propia.
En el entorno del presidente aseguran que el objetivo inmediato es reducir la hostilidad parlamentaria. Milei sabe que el Congreso fue, hasta ahora, su principal obstáculo. Un crecimiento legislativo le permitiría negociar desde una posición más fuerte, pero no le garantizaría autonomía política.
“Necesitamos una nueva mayoría”, reconoció Mauricio Macri, al admitir que el apoyo del PRO ya no alcanza. Los amarillos se juegan 21 de sus 35 bancas y dependen en buena medida de su sociedad electoral con los libertarios en Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos.
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La alianza entre Milei y el macrismo buscará consolidarse dentro del recinto. El PRO podría aportar nuevos nombres en listas conjuntas, como el de Laura Rodríguez Machado, mientras intenta sostener su identidad en medio de un reordenamiento de fuerzas.
Del otro lado, Unión por la Patria arriesga casi la mitad de su representación: 46 de 98 escaños. Los sondeos anticipan una caída, aunque el bloque —que pasará a llamarse Fuerza Patria— seguiría siendo el más numeroso del cuerpo. En su mejor escenario, rozaría las 100 bancas; en el peor, quedaría en torno a 86.
Dentro del espacio peronista, algunos gobernadores impulsan un perfil más federal, mientras que los dirigentes kirchneristas mantienen el control de la conducción. La estrategia será marcar la agenda y condicionar los acuerdos, especialmente en temas económicos.
La UCR enfrenta un retroceso histórico. De las 14 bancas que posee, pone en juego 11 y solo podría retener entre tres y cinco. Sin su jefe parlamentario, Rodrigo De Loredo, los radicales buscarán refugio en los distritos donde conservan estructura, como Mendoza o Corrientes.
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Las divisiones internas complican aún más el panorama. Los llamados “radicales con peluca”, que apoyan al Gobierno, también pierden fuerza: tres de sus seis bancas se renuevan, y las chances de mantenerlas son escasas. Los sectores críticos, agrupados en Democracia para Siempre, quedarán absorbidos por Provincias Unidas.
Ese nuevo espacio, impulsado por Miguel Pichetto y Juan Schiaretti, promete jugar un papel central. Con cerca de 20 diputados, Provincias Unidas podría definir cada votación y convertirse en árbitro entre los polos en disputa.
En paralelo, la Coalición Cívica y el Frente de Izquierda sufrirán una fuerte merma. Cada uno arriesga la mayoría de sus bancas y quedarán reducidos a expresiones de peso simbólico más que numérico.
El mapa de la Cámara baja se completa con bloques provinciales de influencia variable: Misiones, Salta, Tucumán, Río Negro y San Juan conservarán representación propia y serán aliados eventuales del oficialismo, según el tema.
En el Senado, el escenario es distinto pero igual de incierto. La Libertad Avanza no renueva ninguna de sus seis bancas, por lo que solo puede crecer. Si el resultado le es favorable, sumaría entre 8 y 13 nuevos escaños, alcanzando un bloque de hasta 18 senadores.
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Aun así, el quórum propio (37) seguirá fuera de alcance. Milei necesitará acuerdos con radicales, macristas y senadores provinciales para sostener su agenda. La UCR quedaría reducida a una decena de miembros, el PRO a cinco y Provincias Unidas a tres.
Por su parte, Unión por la Patria también retrocedería. De los 34 senadores actuales, 15 terminan mandato. Los cálculos más optimistas le dan entre 28 y 32 integrantes, suficientes para seguir como primera minoría, pero sin capacidad de imponer el quórum.
El bloque que conduce José Mayans perderá margen para bloquear leyes, aunque seguirá siendo la referencia principal de la oposición. En esa cámara también jugarán un rol decisivo los senadores de partidos provinciales, como Frente de la Concordia en Misiones y Por Santa Cruz, que mantendrán su peso intacto.
Con este panorama, el Congreso que emerja del domingo será más fragmentado, más negociador y más imprevisible. Milei puede sumar músculo político, pero seguirá sin los números para imponer su agenda sin acuerdos.
En definitiva, la elección de medio término no solo redefine el poder legislativo: marca el ritmo del segundo tramo del gobierno libertario. Un Congreso dividido promete más debate, más rosca y un tablero político en permanente movimiento.
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