Fundaciones extranjeras vuelven a impulsar control sobre el Mar Argentino bajo el nombre de conservación

Actualidad31/10/2025Sergio BustosSergio Bustos
Agujero Azul
Agujero Azul.

La Wildlife Conservation Society (WCS) Argentina anunció que insistirá ante el Congreso en la creación del Área Marina Protegida Bentónica Agujero Azul, una extensión de 148 mil kilómetros cuadrados sobre la plataforma continental. La propuesta, que perdió estado parlamentario en 2023, vuelve a escena en medio de la expedición internacional “Ecos de Dos Cañones”, financiada y apoyada por fundaciones extranjeras.

El anuncio generó inquietud en sectores científicos y marítimos nacionales, que advierten sobre la creciente injerencia de organizaciones internacionales en zonas estratégicas del Mar Argentino. El Agujero Azul se ubica en una región de altísima productividad biológica, donde operan flotas extranjeras con intereses pesqueros y geopolíticos.

El buque RV Falkor, del Schmidt Ocean Institute, lidera la expedición junto a investigadores del CONICET y del Servicio de Hidrografía Naval. Aunque la misión se presenta como un estudio oceanográfico, el interés en torno al control del área no pasa desapercibido. “Se trata de una zona sensible, tanto por sus recursos como por su ubicación dentro de la plataforma extendida reconocida por Naciones Unidas”, remarcaron fuentes consultadas.

Desde WCS señalaron que el objetivo es “proteger ecosistemas vulnerables ante la presión pesquera internacional”. Sin embargo, expertos locales sostienen que la propuesta podría abrir la puerta a una supervisión extranjera encubierta sobre el lecho marino argentino. Algunos investigadores alertan que, bajo el discurso de conservación, las fundaciones actúan como actores de influencia en la gobernanza de los océanos.


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El oceanógrafo Martín Saraceno, del CIMA, defendió el estudio científico y destacó que los datos recolectados permitirán entender mejor la dinámica del talud. “Queremos comprobar cómo los cañones submarinos alteran las corrientes y alimentan la vida marina”, explicó. Aun así, reconoció que la información obtenida será de interés internacional.

La expedición utiliza herramientas tecnológicas de última generación, como el ROV SuBastian y el vehículo submarino autónomo Glider, ambos provistos por instituciones extranjeras. “Es la primera vez que se transmiten imágenes en vivo de los cañones argentinos”, celebró la investigadora Graziella Bozzano, también del CONICET.

Mientras tanto, el anuncio de la WCS coincide con un renovado debate sobre soberanía científica y control territorial en el Atlántico Sur. Organismos locales recuerdan que la presencia de buques internacionales en esa zona no es inocente: las flotas que pescan calamar y otras especies operan al borde del límite de jurisdicción argentina y, en algunos casos, sin regulación clara.

“Nadie se opone a la investigación ni a la conservación, pero debemos garantizar que las decisiones sobre nuestro mar las tomen los argentinos”, expresó un especialista del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP).

El proyecto de ley, que será presentado nuevamente este año, prevé limitar actividades extractivas y de exploración en la zona. Aunque su propósito declarado es ambiental, los sectores vinculados a la defensa nacional insisten en la necesidad de preservar la soberanía científica y económica sobre el Atlántico Sur.

La expedición terminará en las próximas semanas, pero el debate recién comienza.

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