

Las emisiones de gases de efecto invernadero en Brasil alcanzaron su menor nivel en 16 años. Según el Observatorio del Clima, el país registró 2.145 millones de toneladas de CO2e en 2024, un descenso del 16,7% respecto al año anterior.


La mayor reducción se dio por la disminución del desmonte en la Amazonia y el Cerrado. Estas zonas, consideradas de alta biodiversidad, concentraron los esfuerzos de mitigación que impulsaron la baja de emisiones netas.
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De acuerdo con el SEEG, las emisiones netas descontando absorción de bosques y áreas protegidas bajaron un 22%, hasta 1.489 millones de toneladas de CO2e, aunque siguen por encima del límite proyectado de 1.320 millones para finales de 2025.
David Tsai, coordinador del SEEG, advirtió que “toda la mitigación recae en la lucha contra el desmonte y eso necesita cambiar”. Los sectores agropecuario y energético continúan aumentando sus emisiones, lo que compromete las metas del Acuerdo de París.
El informe detalla que el sector de cambio de uso del suelo redujo sus emisiones en 32,5%, pasando de 1.341 a 906 millones de toneladas de CO2e. Sin embargo, los incendios no asociados al desmonte liberaron 241 millones de toneladas de CO2, duplicando de facto el impacto climático.
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Las quemas planificadas y de bajo perfil se consolidaron tras las sequías extremas de 2023 y 2024, intensificadas por el fenómeno de El Niño, convirtiéndose en el principal motor de destrucción de la Amazonia pese al control del desmonte tradicional.
El sector agropecuario concentra el 51% de las emisiones nacionales, con el ganado bovino generando metano, un gas 28 veces más potente que el CO2, mientras que el sector de residuos creció 3,6% por la expansión de la recolección y el aumento poblacional.
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Brasil deberá reducir rápidamente las emisiones de otros sectores si quiere cumplir sus metas climáticas y llegar con resultados concretos a la COP30, que se realizará del 10 al 21 de noviembre en Belém.
Fuente: Globo


















