Una muerte en Paraguay reabrió preguntas en el caso Marita Verón, autopsia y ADN marcarán el próximo paso

La aparición de una mujer en Capiatá agitó una esperanza que duró muy poco y terminó envuelta en un golpe emocional para la familia de Marita Verón. El dato, que llegó desde Paraguay y despertó una reacción inmediata de Susana Trimarco, quedó cruzado por la confirmación de que esa persona murió el sábado 1 de noviembre.

La noticia tomó fuerza cuando el periodista Enrique Escobar, del Diario Digital Capiatá, describió el caso en radio Colonia AM 550. Su relato abrió un escenario nuevo y obligó a intervenir a fiscales, médicos forenses y autoridades locales que ahora buscan despejar cualquier duda con estudios que pueden llevar varios días.

Susana Trimarco contó que la pista le llegó con detalles que la inquietaron, entre ellos la descripción física de una mujer en extremo deteriorada. “Es piel y hueso”, dijo al referirse a las características que coincidían con testimonios reunidos en años de búsqueda intensa.

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Escobar agregó que la mujer mostraba problemas de salud mental y que recibió asistencia constante de vecinas que intentaron contenerla. “Las vecinas me dijeron que hablaba muy bien el español, ellas la acompañaban mucho”, señaló el periodista al describir parte del entorno previo a su muerte.

Los documentos hallados en la vivienda indicaban que había nacido el 3 de junio en San Pedro del Paraná, a pocos kilómetros de Posadas. “La fiscal Karina Sánchez investigará el caso aquí en Paraguay”, afirmó Escobar mientras repasaba los puntos que serán revisados por peritos en las próximas horas.

La situación derivó en una intervención inmediata del Departamento Legal de la Fundación María de los Ángeles, que presentó una nota formal ante PROTEX. Esa gestión buscó activar cooperación internacional para destrabar estudios de ADN y cualquier información que permita confirmar o descartar la identidad de la mujer fallecida.

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Mel Segli explicó que Trimarco está “profundamente movilizada” por este episodio, un movimiento emocional que se repite después de más de dos décadas de datos erráticos, denuncias incompletas y pistas que no terminan de avanzar. La abogada recordó que muchas de esas líneas de investigación quedaban en la nada y que cada una deja cicatrices difíciles de procesar.

La defensora reconoció el desgaste que atraviesa la familia, pero aclaró que la pista de Capiatá no deja de afectarla por su posible vínculo con Marita. “A lo largo de estos 23 años de búsqueda, recibimos información de todo tipo y muchas veces terminó sin resultados”, remarcó Segli al describir el impacto de esta nueva señal.

El caso volvió a instalar el recuerdo del juicio que, tras doce años, dejó condenas fuertes contra diez acusados. Ese veredicto de 2014 quedó firme recién en 2017, cuando la Cámara Penal ordenó detener a todos los involucrados y las penas comenzaron a ejecutarse. Aquella resolución marcó un antes y un después dentro de una causa que sigue abierta en lo emocional y que volvió a sacudirse con la muerte en Paraguay.