
Uruguay exporta energía limpia y se consolida como potencia renovable en el Cono Sur
Actualidad10/11/2025
Sergio Bustos
Uruguay confirmó su lugar como uno de los principales exportadores de energía eléctrica renovable del Cono Sur, según el último informe de comercio exterior elaborado por Uruguay XXI. En la última década, las ventas de electricidad al exterior sumaron 1.324 millones de dólares, un promedio anual de 130 millones, comparable con las exportaciones de productos agroindustriales tradicionales como la margarina o el trigo.


El cambio estructural comenzó a consolidarse tras la primera transición energética, que permitió alcanzar el 99% de generación eléctrica con fuentes limpias. Desde 2024, el país pasó de ser un “importador neto” de energía a convertirse en exportador, un giro histórico que le permitió aprovechar su excedente para asistir a los países vecinos.
“Desde que se terminó la primera transición, Uruguay pasó de ser demandante de energía a ser exportador. Vendemos nuestro excedente o prendemos nuestras centrales de respaldo cuando nuestros vecinos lo necesitan”, explicó Marcelo Mula, vicepresidente de la Asociación Uruguaya de Energías Renovables (Auder), en diálogo con Ámbito.
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Entre 2016 y 2025, Brasil absorbió el 55% de las exportaciones uruguayas de energía eléctrica, mientras que Argentina concentró el 45% restante. Los flujos de comercio reflejan la respuesta a coyunturas climáticas y energéticas, sobre todo las sequías que reducen la capacidad hidroeléctrica en los países vecinos.
Durante 2021, la sequía en Brasil llevó las ventas uruguayas a un récord de 435 millones de dólares, lo que representó el 83% del total exportado. Algo similar ocurrió en 2017 y 2018, cuando las exportaciones al mercado brasileño superaron el 88% y el 91%, respectivamente.
Argentina, por su parte, mantiene una demanda constante debido a su déficit estructural de generación eléctrica. Sin embargo, también sufrió picos de compra durante crisis hídricas, como en 2019, cuando adquirió el 69% del total exportado por Uruguay.
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El proceso uruguayo de transición energética permitió descarbonizar casi por completo la matriz eléctrica, con un sistema basado en energía eólica, solar e hidráulica. “El país pasó a depender de sus recursos autóctonos —el viento, el sol y el agua— y redujo su dependencia del combustible importado”, destacó Mula.
El éxito de este modelo no solo trajo independencia energética, sino también estabilidad de precios internos y prestigio internacional, al posicionar a Uruguay como referente regional en políticas de sostenibilidad.
Con la primera etapa consolidada, el sector energético enfrenta ahora un nuevo desafío: sostener el crecimiento de la demanda. “Uruguay empieza a necesitar inversiones para acompañar el aumento del consumo y hacer que el sistema siga funcionando a largo plazo”, señaló Mula.
El vicepresidente de Auder adelantó que el plan de expansión energética ya está sobre la mesa, con foco en la incorporación de nueva potencia para proyectos vinculados a data centers, movilidad eléctrica e hidrógeno verde.
“El país debe modelar su próxima etapa con visión de futuro. Lo que hoy funciona tiene que adaptarse a un consumo más intensivo y a industrias más exigentes”, afirmó el especialista.
Con la mirada puesta en la segunda transición energética, Uruguay busca mantener su liderazgo en energías limpias y convertirse en un hub regional de exportación sostenible, combinando innovación tecnológica con planificación a largo plazo.




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