Disparo mortal: un conflicto entre vecinos llegó a juicio por jurados

El juicio por jurados por el homicidio de José Marcelo Colemil comenzó en Esquel con la exposición de los alegatos iniciales. La audiencia, que reúne a doce ciudadanos seleccionados para juzgar los hechos, se abrió con la presentación del fiscal Fidel González, quien planteó ante el tribunal que “una bala nunca es la solución”.

Durante su intervención, González explicó que la acusación apunta a demostrar que el acusado, Kevin Darian Ledesma, actuó con plena conciencia y aprovechó el poder letal de un arma de fuego para quitarle la vida a un joven desarmado. Según la investigación, el crimen ocurrió en agosto de 2024 en el barrio Baden I, tras una discusión vecinal que derivó en un disparo mortal.

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El fiscal relató que la víctima regresaba a su casa junto a su pareja cuando advirtió que un vehículo bloqueaba su entrada. Molesto por la situación, que se habría repetido en otras ocasiones, Colemil fue a reclamar a la vivienda de Ledesma, quien respondió con un disparo. El proyectil impactó en el cuello del joven y salió por su espalda, provocándole una hemorragia masiva que le causó la muerte.

González remarcó ante los jurados que “la palabra de los abogados no es prueba” y que el caso se sostendrá con testigos y evidencia científica. Aclaró además que, aunque el arma nunca apareció, “el propio imputado y su defensor reconocen que fue quien disparó, pero aseguran que lo hizo justificadamente”, un argumento que la Fiscalía buscará refutar durante el debate.

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Por su parte, la defensa de Ledesma no negó el disparo, pero pidió al jurado que lo considere como un acto de supervivencia. El abogado defensor sostuvo que su cliente se encontraba en su casa con su pareja embarazada y un amigo cuando fue increpado, y que actuó temiendo por su vida. Insistió en que los antecedentes del acusado no deben influir en la decisión del jurado, ya que lo único relevante es lo ocurrido esa noche.

La teoría de la defensa se centra en que Ledesma disparó desde el interior de su vivienda, acorralado y bajo amenaza. Según esa versión, su reacción fue una forma de protegerse ante una agresión. En cambio, la Fiscalía buscará probar que no existió peligro alguno y que el ataque fue intencional.

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“Hay una familia destruida por la acción del acusado”, expresó el fiscal al cerrar su alegato. Pidió a los jurados que observen las pruebas con atención y que, al momento del veredicto, representen la voz del pueblo declarando culpable al imputado.