
La confesión que expone el funcionamiento interno del circuito de "sobornos k"
Actualidad22/11/2025
REDACCIÓN
La causa Cuadernos sumó una nueva jornada marcada por la lectura completa de la confesión del financista Ernesto Clarens, uno de los imputados colaboradores que, según el expediente, conoció de primera mano los movimientos del dinero recaudado de empresarios ligados a la obra pública. En la audiencia se repasaron los tramos más sensibles de su declaración, incluidos los pasajes donde afirma: “Yo me ocupaba por cambiar los pesos por dólares”.


Los jueces repasaron el origen del caso, nacido a partir de los cuadernos manuscritos por el chofer Oscar Centeno, donde se registraron pagos ilegales atribuidos a funcionarios que participaron de gobiernos kirchneristas. La acusación sostiene que existió una asociación ilícita con una finalidad concreta: organizar un sistema de recaudación para enriquecimiento personal y para financiar otras maniobras ilícitas.
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Durante la audiencia se reiteró que varios imputados indicaron que el poder político seguía el movimiento del dinero. En ese marco, los jueces destacaron que Cristina Fernández de Kirchner está acusada de ser jefa de esa asociación ilícita, hipótesis que deberá ser probada durante el juicio oral. La ex presidenta escuchó la lectura en modalidad virtual, sin activar su cámara.
El tramo más extenso de la declaración de Clarens se vinculó con la operatoria que, según relató, comenzó en 2005. El financista relató que Carlos Wagner lo convocó para encargarse de la recepción de dinero proveniente de constructoras, para luego hacer llegar los montos al entonces secretario de Obras Públicas, José López, o a quien él indicara. Ese mecanismo habría dado origen al circuito que el expediente identifica como núcleo del esquema de recaudación.
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Clarens describió que los pagos se efectuaban en pesos y que su rol consistía en convertirlos en dólares mediante operaciones informales. Según su testimonio, “el monto que me entregaban era el 10 por ciento de lo que habían cobrado”, cifra que variaba según los retrasos en los pagos de Vialidad Nacional. Dijo que utilizaba corredoras, cuevas financieras e incluso vinculaciones con el Banco Finansur.
Uno de los pasajes más citados de la jornada refirió al pedido puntual de Daniel Muñoz, ex secretario privado de Néstor Kirchner. Clarens declaró que Muñoz le solicitó entregar parte del dinero en euros de alta denominación, lo que permitía reducir el volumen físico de los fondos. Describió además los sitios donde hacía las entregas, entre ellos el Hotel Panamericano y el edificio de Juncal y Uruguay.
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La audiencia avanzó luego sobre el rol de la llamada “Camarita”, la Cámara Argentina de Empresas Viales, señalada como el espacio donde se organizaba la asignación de obras. Clarens explicó que allí se definían renuncias, pases, rankings y montos y que varias firmas competían solo de manera nominal, ya que se coordinaba entre empresas quién quedaba en cada licitación.
En su testimonio, el financista señaló que la estructura incluía listados detallados sobre licitaciones, presupuestos oficiales, porcentajes de sobreprecio y reparto de fondos. Afirmó que “el 20 por ciento de sobreprecio estaba compuesto por 10 por ciento para la coima y 10 por ciento para generar dinero negro”, aunque dijo no haber participado en la selección de adjudicatarias.
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La mención directa a Cristina Kirchner surgió cuando relató un episodio atribuido a José López. Según el texto leído en la audiencia, “la Presidenta le había dicho que se le adjudique una obra en el sur a Cristóbal López”, lo que derivó en llamados a las empresas que habían comprado pliegos para que desistieran o acompañaran la adjudicación.
El juicio retomó además la referencia a la llamada “bóveda del sur”. Clarens aseguró que Muñoz le comentó que el dinero se almacenaba en archivos metálicos ubicados en el subsuelo de una propiedad del matrimonio Kirchner en El Calafate. Relató que “el dinero era trasportado los días viernes en aviones oficiales” con destino final en esa ciudad, aunque la Justicia deberá evaluar la consistencia de cada afirmación.
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El tribunal remarcó al cierre de la jornada que la exposición de los testimonios continúa su curso y que las declaraciones de los imputados colaboradores deben ser contrastadas con pruebas independientes. El juicio busca determinar responsabilidades penales, reconstruir la mecánica financiera descrita y establecer el rol que tuvo cada uno de los acusados.
Los abogados de la defensa de los distintos imputados pidieron introducir aclaraciones y recordaron que muchas de las afirmaciones deberán comprobarse con evidencia documental, registros bancarios, movimientos de empresas y dictámenes periciales. El avance del juicio deja en evidencia la dimensión del caso y su impacto institucional.



















