Emprendedora creó una panchería para enfrentar una deuda millonaria con ARCA por una estafa

Actualidad22/11/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Vende panchos para pagar una deuda al ARCA Foto Juan Pablo Chaves TN
Vende panchos para pagar una deuda al ARCA Foto Juan Pablo Chaves TN

La historia de Débora comenzó como un intento urgente por generar ingresos en medio de una situación asfixiante, pero terminó convertida en un fenómeno que unió creatividad, necesidad y una inesperada respuesta del público. La mujer reveló que la intimación de ARCA por una deuda millonaria la llevó a transformar un recuerdo de infancia en un proyecto gastronómico que creció sin pausa.

El caso tomó impulso cuando ella relató que su economía familiar se había desmoronado después de una estafa ocurrida en su local de electrodomésticos, abierto en 2019 con su marido. “En 2020 sufrimos una estafa con una tarjeta”, explicó, al detallar que la venta fraudulenta obligó al negocio a cambiar de categoría fiscal y desencadenó una serie de incumplimientos tributarios que terminó por hundirlos. Con el tiempo, la situación se agravó cuando descubrieron que su contadora no había presentado documentación esencial.


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A ese episodio se sumó una multa por una factura apócrifa vinculada a un proveedor denunciado, lo que multiplicó la deuda. Débora recordó que ARCA le reclamó IVA, ganancias y planes caídos, todo en un contexto en el que su local ya casi no generaba ventas. En paralelo, ella y su marido intentaban sostener créditos tomados para la casa y para reponer mercadería. La acumulación de obligaciones los dejó sin margen.

La aparición de la intimación definitiva marcó un punto de quiebre. “ARCA me está embargando las cuentas a mí y a él por una suma total de $16.500.000”, contó, al recordar el impacto del aviso. Los intentos por refinanciar no dieron resultado. Frente a un plan de pago inicial imposible, logró finalmente uno más accesible en 36 cuotas, aunque con un monto total que ascendió a $20 millones. La necesidad de ingresos urgentes se volvió absoluta.


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En ese escenario surgió una idea que venía rondando hacía tiempo. Débora recordó la fascinación que sintió cuando su papá la llevó a comer un pancho brasileño, una sensación que guardó como una postal de infancia. Ese recuerdo reapareció cuando su psicóloga la alentó a explorar esa creatividad. “Vos sos muy creativa, te desafío a que hagas algo con esto que contás”, le dijo, y ese impulso abrió una puerta inesperada.

La emprendedora comenzó a experimentar sabores, ingredientes y estilos durante largas madrugadas. Probó combinaciones, buscó recetas internacionales y creó un perfil de Instagram para mostrar su proyecto. A partir de ese momento, la idea tomó forma propia. “Empecé a probar diferentes sabores, recetas, hasta que di con lo que a mí me gusta hoy”, afirmó, al destacar que todo lo prepara con productos de primera calidad y pruebas repetidas hasta quedar conforme.


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El emprendimiento inició en su casa con ventas limitadas, de jueves a domingo, con la ayuda de los adolescentes que viven con ella. Pero cuando llegó el segundo mes del plan de pago y no pudo abonarlo, tomó una decisión tajante: abrir todos los días. Ese movimiento coincidió con un video en redes donde contó su situación y el monto de la deuda, lo que generó un estallido viral. La historia llegó a miles de usuarios y empezaron a aparecer clientes de distintas localidades.

La propuesta también llamó la atención por sus variedades: ofrece dieciséis versiones diferentes, un pancho de 1,20 metros y opciones como el pan rojo, que se volvió una marca registrada. La combinación entre creatividad, receta casera y una historia personal fuerte convirtió su panchería en un punto buscado por curiosos y seguidores.


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Mientras tanto, el local de electrodomésticos siguió abierto durante un tiempo, pero la carga impositiva y los permisos necesarios para mantener ambos espacios activos la obligaron a tomar una decisión. Cerró el comercio tradicional y canalizó sus energías en la venta de panchos, que ya atraía a personas que viajaban desde zonas como Villa del Parque, Devoto, Caseros, González Catán, La Plata o Lanús.

La viralización sostuvo el impulso del proyecto y le permitió a Débora enfocarse en un emprendimiento que nació como una salida desesperada pero se transformó en su principal sustento. El camino estuvo cargado de incertidumbre, pero también de una respuesta colectiva que la acompañó en un momento complejo.

Fuente: TN

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