América Latina redefine su rol global mientras la infraestructura digital gana centralidad estratégica

El debate sobre el papel de América Latina en el mapa global tomó un nuevo giro a partir de una mirada que ubica la infraestructura digital como un recurso geopolítico de primera línea, muy lejos de su carácter técnico o invisible ante el ciudadano común. La reflexión surge del trabajo del investigador Pablo Mercau, quien advierte que “en la era multipolar, la infraestructura digital se convirtió en el nuevo territorio estratégico”, una definición que reordena prioridades regionales en un escenario cada vez más competitivo.

Según ese análisis, el poder global circula hoy a través de dispositivos, redes y plataformas capaces de conectar continentes en cuestión de segundos. Mercau sostuvo que “cuando se habla de geopolítica, se piensa en tropas, petróleo o diplomacia. Pero buena parte del poder global hoy circula por hilos de fibra óptica, estaciones satelitales y centros de datos”, una afirmación que expone la dimensión política que adquieren las tecnologías de comunicación en la disputa entre China, Estados Unidos y Europa por la supremacía informacional.

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El texto publicado en el sitio Tektonicos profundiza en la idea de que los corredores digitales funcionan como rutas invisibles que sostienen intercambios económicos, culturales y financieros. “Cada clic, cada videollamada o transferencia de información atraviesa esta red, y quien controla el flujo de datos, controla también el poder simbólico y económico”, remarca el artículo al describir cómo los cables submarinos, los data centers y las estaciones satelitales definen hoy la distribución del poder internacional.

Los datos que acompañan esta interpretación muestran que el mapa global de cables submarinos incorporó en 2024 un total de 30 nuevos tendidos y 192 puntos de aterrizaje, indicadores que revelan el crecimiento sostenido del ecosistema digital mundial. América Latina aparece dentro de este proceso con un rol ampliado, ya que la región fortalece su posición en la conectividad transoceánica y multiplica su relevancia como punto de enlace entre mercados y plataformas tecnológicas.

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La Argentina se encuentra entre los países que mejor expresan este vuelco estratégico. Sus cables submarinos, estaciones satelitales y centros de datos permiten consolidar un ecosistema que la posiciona como parte del entramado que sostiene los flujos globales de información. Para los especialistas, este proceso implica una oportunidad para repensar la inserción internacional del país y para avanzar en políticas de Estado orientadas a infraestructura crítica y tecnologías de largo alcance.

La competencia internacional por controlar estos corredores marca un momento decisivo para la región, que busca ganar margen de maniobra dentro de disputas que no siempre se observan en la superficie. La geopolítica digital redefine fronteras simbólicas, introduce nuevas tensiones y exige que los países articulen estrategias capaces de sostener autonomía y presencia en un tablero dominado por corporaciones tecnológicas y potencias con intereses contrapuestos.

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Este desplazamiento del poder hacia infraestructuras técnicas abre un interrogante sobre el futuro de América Latina y su capacidad para sostener inversiones, planificaciones y acuerdos regionales que consoliden su presencia en los flujos de datos. La competencia por alojar centros de datos, atraer cables submarinos y ampliar redes satelitales se inscribe en una carrera que ya no admite postergaciones y que definirá, en parte, la relevancia global de la región.

Los especialistas coinciden en que esta transformación obliga a revisar prioridades públicas y privadas para fortalecer capacidades tecnológicas que resultan esenciales para la economía, la soberanía y los vínculos internacionales. De ese modo, la región atraviesa un punto de inflexión que excede el debate técnico y se vincula con una visión de futuro donde la infraestructura digital se convierte en un factor determinante del poder global.

Fuente: NA.