

En el Golfo Nuevo, una figura emblemática regresa a su hogar. El Pastor de los Abismos, protector de los buzos, volvió al lecho marino tras años de desafíos y restauraciones. Un monumento que simboliza la conexión entre el hombre y el mar.


El 26 de abril de 2011 se realizó la primera etapa del operativo para sumergir al Pastor. La escultura, de 1.600 kilos, fue llevada al Parque Submarino Emma, lugar destinado a proteger esta obra de arte desde sus inicios.

La escultura, creada por Rosemary Gerdes hace 28 años, había sido retirada del mar. Vandalismos y accidentes marítimos la dañaron severamente, lo que llevó a su traslado a los patios de la Prefectura de Puerto Madryn. “Estoy emocionada al ver mi obra regresar al mar”, expresó la escultora. Rosemary Gerdes viajó especialmente para participar de la restauración y el regreso del Pastor al Golfo Nuevo. Observó la inmersión desde el muelle Piedra Buena.
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El viento dificultó las maniobras de fondeo el Domingo de Pascuas. Un fuerte temporal obligó a abortar el intento inicial, posponiendo la tarea para garantizar la seguridad de la operación y preservar la integridad de la escultura. El Pastor de los Abismos enfrentó desafíos desde su primera inmersión en 1983. Un año después, un fuerte oleaje lo derribó. Más tarde, un buque lo arrastró con su ancla, dejando la estructura gravemente dañada.

En tierra también sufrió actos de vandalismo. Le cortaron las manos, lo que significó otro golpe para el simbolismo de protección que representa esta figura. Fue necesario retirarlo para evitar mayores daños. “Siento que esta obra pertenece a Puerto Madryn”, afirmó Gerdes. La escultora resaltó la importancia de devolver al Pastor al lugar que le corresponde, reforzando el vínculo de la ciudad con su patrimonio submarino.
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El Club Náutico Atlántico Sud y la Asociación de Operadoras de Buceo lideraron la iniciativa. Organizaron la restauración de la escultura y coordinaron el operativo para devolverla al Parque Submarino Emma, su destino final. El regreso del Pastor fue un acto comunitario cargado de simbolismo. El operativo contó con el apoyo de buzos experimentados, liderados por Mariano "Malevo" Medina, quienes participaron en el descenso al lecho marino.
La escultura está tallada en quebracho blanco, un material resistente y noble. Su diseño y tamaño lo convierten en una obra única, que simboliza el espíritu de los buzos y su relación con las profundidades del mar. El Pastor de los Abismos es ahora un nuevo atractivo turístico. Puerto Madryn, reconocida por su oferta de actividades subacuáticas, suma este monumento como una parada obligatoria para buzos y visitantes.

La restauración fue un trabajo colectivo que involucró a la comunidad. Cada paso fue supervisado para garantizar que la escultura pudiera resistir nuevamente las condiciones del entorno marino. El Parque Submarino Emma, hogar del Pastor, es un espacio destinado a preservar la vida submarina. Allí también descansa la Goleta Emma, un barco hundido que se ha convertido en un refugio para especies marinas.
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“Madryn tiene una calidez única”, destacó Gerdes. La escultora elogió el compromiso de la comunidad y prometió regresar para seguir difundiendo el valor de la ciudad y su conexión con el mar. El Pastor de los Abismos simboliza la protección de los buzos. Su figura se erige como un faro invisible bajo las aguas, un recordatorio del respeto y cuidado necesario para explorar las profundidades.
Su retorno al mar fue celebrado con aplausos y emoción. Decenas de personas se congregaron en el muelle Piedra Buena para presenciar este momento histórico, a pesar de las condiciones meteorológicas adversas. El Golfo Nuevo se transforma en un museo viviente. La incorporación del Pastor de los Abismos refuerza el atractivo del Parque Submarino Emma como un destino único para quienes aman el buceo.

Puerto Madryn reafirma su vínculo con el mar. Este proyecto simboliza la importancia de proteger el patrimonio cultural y natural, fomentando una relación sostenible con el entorno marino. El Pastor de los Abismos regresa con la promesa de perdurar. Su figura robusta y su historia de superación lo convierten en un ícono de resiliencia, tanto para los buzos como para la comunidad local.







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