
Google impulsa un nuevo esquema energético para centros de datos con gas y captura de carbono
Actualidad21/12/2025
REDACCIÓN
La expansión de la inteligencia artificial colocó a las grandes tecnológicas frente a un problema concreto: el consumo eléctrico de los centros de datos crece a un ritmo inédito. En ese escenario, Google comunicó un proyecto energético que busca responder a esa demanda sin ampliar de forma directa su huella ambiental.


La iniciativa se basa en la construcción de una central eléctrica de gas natural en el estado de Illinois, equipada con tecnología de captura y almacenamiento de carbono. El objetivo es abastecer de energía a centros de datos orientados a IA mediante un esquema que capture casi el 90 % de las emisiones generadas por la combustión del gas.
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El proyecto se articula a través de un acuerdo exclusivo de compra de energía con Broadwing Energy, una firma especializada en infraestructura energética. Según se informó, el contrato apunta a garantizar suministro continuo para operaciones críticas sin depender de la red tradicional en momentos de alta demanda.
Un solo centro de datos de gran escala puede consumir más de 100 megavatios, una cifra comparable a la demanda de una ciudad mediana. Cuando esa energía proviene de fuentes fósiles, el impacto ambiental aumenta de manera directa, un punto que la compañía buscó abordar con esta alternativa.
La tecnología elegida intercepta el dióxido de carbono antes de que llegue a la atmósfera. Ese CO₂ se comprime y se envía a formaciones geológicas profundas, donde queda confinado de manera permanente, reduciendo de forma sustancial las emisiones finales del proceso.
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El sistema de almacenamiento se apoya en acuíferos salinos profundos, considerados entre los reservorios con mayor capacidad en Estados Unidos. En este caso, el carbono se inyectará en la formación de arenisca Mount Simon, ubicada bajo Illinois, con un potencial de almacenamiento estimado entre 27 y 109 gigatones de CO₂.
Para dimensionar ese volumen, las emisiones totales de combustibles fósiles de Estados Unidos durante 2024 rondaron los 4,9 gigatones, lo que coloca a este tipo de reservorios como una alternativa de gran escala. La planta proyectada tendrá una potencia de 400 megavatios, diseñada específicamente para integrarse al sistema de captura.
El plan contempla además el uso de un pozo de inyección ya existente, que formó parte de una experiencia pionera de almacenamiento de carbono iniciada en 2012 por la empresa Archer Daniels Midland. Ese antecedente resulta clave para reducir riesgos operativos y acelerar los tiempos de implementación.
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Desde el punto de vista técnico, el CO₂ se inyecta como un gas supercrítico o disuelto en líquido, lo que permite que quede atrapado entre capas de roca impermeable. Este método se utiliza desde hace años en distintas partes del mundo y cuenta con monitoreo constante para evitar filtraciones.
El esquema, sin embargo, no está exento de antecedentes problemáticos. En 2020, la ruptura de un oleoducto de CO₂ en Mississippi provocó evacuaciones y dejó personas inconscientes, un episodio que suele mencionarse en los debates sobre seguridad de este tipo de infraestructuras.








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