Milei regala a sus ministros un libro libertario y marca línea ideológica

Actualidad25/12/2025Sergio BustosSergio Bustos
Milei
Javier Milei.

El presidente Javier Milei reunió a sus ministros y les entrega un libro como gesto político hacia su propio equipo. La elección apunta a un texto con carga doctrinaria y un mensaje interno sobre el marco de ideas que el Gobierno busca sostener. Distintas crónicas registran el encuentro y el obsequio, que circula como una señal de identidad ideológica dentro del gabinete.

El título del regalo, “Defendiendo lo indefendible”, pertenece al economista estadounidense Walter Block y circula desde hace décadas en ambientes libertarios. La obra se publica originalmente en 1976 y se presenta como un intento de pensar la economía y la legalidad a partir de situaciones socialmente repudiadas, con una defensa centrada en la voluntariedad de los intercambios. En esa construcción, Block propone separar el juicio moral del análisis económico y del criterio legal que aplica el Estado.

La premisa de Block se apoya en el principio de no agresión, una idea habitual en el libertarismo: nadie inicia el uso de la fuerza contra otros ni contra su propiedad. Desde ese marco, el autor discute por qué el Estado prohíbe o regula ciertas conductas incluso cuando las partes actúan por decisión propia. El planteo funciona como base para cuestionar regulaciones que, según esa mirada, responden más a normas morales que a límites vinculados a daños concretos a terceros.


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Para sostener la tesis, el libro recorre personajes y oficios que suelen recibir condena social y también sanción legal. En ese recorrido aparecen prostitutas, traficantes de drogas, chantajistas y prestamistas señalados por usura, entre otros, como casos que Block usa para poner a prueba sus criterios sobre libertad individual y coerción estatal. El enfoque intenta mostrar cómo operan incentivos, precios y costos indirectos cuando una actividad queda prohibida o perseguida.

En ese punto, la obra insiste con una idea central: cuando una práctica se vuelve ilegal, el mercado no desaparece, sino que cambia de forma. El autor sostiene que la prohibición empuja transacciones a la clandestinidad y modifica los riesgos, los precios y la organización de quienes participan. El razonamiento, en clave económica, describe cómo el castigo estatal suma costos, altera información y genera incentivos para operar fuera del control público.

El gesto de Milei se interpreta como una señal hacia adentro de su administración: un recordatorio de que su programa busca reducir el rol del Estado y sostener una lógica de libertad de intercambio, aun cuando el ejemplo resulte incómodo para parte de la sociedad. En el oficialismo, la selección de lecturas funciona como un modo de ordenar un discurso común y marcar límites sobre el tipo de argumentos que se espera de los funcionarios en público y en privado.

La elección también reactiva discusiones sobre el alcance real de esos principios cuando se trasladan a políticas públicas. Block argumenta desde casos extremos y eso ubica a la obra en un lugar polémico incluso dentro de corrientes liberales, porque obliga a tomar posición sobre límites entre libertad, daño y regulación. En la práctica política, ese tipo de referencias se usa para justificar desregulaciones o cambios normativos, aunque cada medida requiere un encuadre legal específico y debates posteriores.


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La escena del asado y el obsequio se suma a otras señales culturales del oficialismo, que suele recurrir a textos y autores del universo libertario para fijar identidad y lenguaje. En este caso, la selección no recae en un manual técnico de economía, sino en un libro que discute moral, legalidad y mercado con ejemplos deliberadamente provocadores. Por eso el mensaje no se agota en la biblioteca: también apunta a cómo se explica el rumbo ante el propio gabinete y ante la opinión pública.

Con casi medio siglo desde su publicación original, “Defendiendo lo indefendible” conserva influencia en ciertos circuitos ideológicos y todavía genera rechazo en otros, justamente por el tipo de casos que pone sobre la mesa. La decisión de Milei de repartirlo a sus ministros ubica esa obra en el centro de la conversación política argentina, no por una novedad editorial, sino por el uso simbólico en una etapa de definiciones del Gobierno.

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