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EL "POLVO DE MOMIA" COMO ELIXIR PARA LA JUVENTUD ETERNA

En plena era victoriana, en medio de la campaña napoleónica en Egipto, las momias se convirtieron en inusuales objetos de deseo para la élite europea.

Actualidad 29 de octubre de 2023 Christian Devia Christian Devia
Polvo de momias para la juventud eterna
Polvo de momias para la juventud eterna

La historia es rica en momentos oscuros, y uno de los más extraños y macabros que nos lleva al antiguo Egipto en 1875 durante la campaña napoleónica, donde un insólito comercio de momias comenzó a florecer. Durante esta época, las momias egipcias no eran consideradas con el respeto y reverencia que se les tiene hoy en día; en cambio, se convirtieron en extraños objetos de deseo para las élites europeas.

La élite victoriana, conocida por sus excentricidades y modas extravagantes, celebraba eventos que hoy en día nos parecen incomprensibles: las "Fiestas de desempaque de momias". Estas fiestas tomaron su nombre del hecho de que su atracción principal era el desenvolvimiento ceremonial de una momia frente a una audiencia ruidosa y entusiasta, que aplaudía y celebraba al mismo tiempo.

Sin embargo, la obsesión por las momias no se detenía en las festividades. Durante este tiempo, los restos de los antiguos egipcios bien conservados eran rutinariamente pulverizados hasta convertirlos en polvo, que se consumía como remedio medicinal.

La creencia popular era que tomarlo diluido con agua daría la "eternidad" a quién lo consumiera. La momia en polvo se volvió tan popular que dio lugar a un comercio de falsificación para satisfacer la creciente demanda. En este comercio siniestro, la carne de personas menos afortunadas, como mendigos, se vendía como si fueran restos de antiguos egipcios momificados.

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Con el avance de la Revolución Industrial, las momias egipcias encontraron usos aún más inusuales y macabros. Grandes cantidades de momias humanas y animales se molían y se enviaban a países como Gran Bretaña y Alemania para ser utilizados como fertilizante. Otras momias se despojaron de su envoltorio para crear pigmentos de color marrón, mientras que algunas se exportaron a los Estados Unidos para la fabricación de papel. Incluso en Egipto, las momias se quemaban como fuente de combustible para locomotoras.

A medida que avanzaba el siglo XIX, las momias se convirtieron en valiosos objetos de exhibición y coleccionistas adinerados europeos y estadounidenses compraban docenas de ellas como recuerdos de sus viajes. Aquellos que no podían permitirse comprar una momia completa podían adquirir partes desmembradas, como cabezas, manos o pies, en el mercado negro y llevarlas clandestinamente a casa.

El comercio de momias creció a tal velocidad que, incluso después de saquear tumbas y catacumbas, no había suficientes cuerpos egipcios para satisfacer la demanda. Como resultado, comenzaron a fabricarse momias falsas a partir de los cadáveres de criminales ejecutados, ancianos, pobres y aquellos que habían sucumbido a enfermedades terribles. Estos cuerpos eran enterrados en la arena o llenos con betún antes de ser expuestos al sol.

En una época de opulencia, extravagancia y curiosidades inusuales, el comercio de momias destaca como uno de los episodios más sombríos de la historia victoriana. Estas prácticas, aunque incomprensibles hoy en día, proporcionan un vistazo a las peculiares obsesiones de la sociedad de la época.

   

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