


Este Jueves Santo, el papa Francisco retomó una de sus tradiciones más conmovedoras: visitar a presos en una penitenciaría. En esta ocasión, acudió a la cárcel Regina Coeli de Roma, una institución que ya había visitado en 2018. A pesar de su convalecencia, el pontífice decidió no suspender esta práctica que sostiene desde el inicio de su pontificado.
Francisco, de 88 años, llegó poco antes de las 15:00 hora local en automóvil, sin previo aviso oficial. La Santa Sede había evitado confirmar la visita debido a su estado de salud, tras haber estado internado 38 días por una neumonía bilateral. Sin embargo, el papa decidió seguir adelante con el gesto, que para él tiene una profunda carga espiritual y pastoral.
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La directora de la penitenciaría, Claudia Clementi, lo recibió junto a otros representantes del lugar. El pontífice mantuvo un encuentro con unos 70 internos, con quienes compartió un mensaje íntimo en conmemoración de la Última Cena. Desde 2013, salvo en los años de pandemia, Francisco ha pasado sus tardes de Jueves Santo con personas privadas de libertad, refugiados o sectores vulnerables.
En años anteriores, visitó cárceles como las de Casal del Marmo, Rebbibia, Velletri o Civitavecchia. También estuvo en centros para refugiados y adultos mayores. Cada gesto fue una reafirmación de su mensaje de inclusión y misericordia.
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Esta vez, su presencia tuvo un componente especial por tratarse de su primera gran actividad pública tras su hospitalización. El miércoles había recibido al personal médico del hospital Gemelli, en lo que fue su primera audiencia privada con un grupo numeroso. La visita de hoy, sin tubos nasales visibles, muestra una leve pero alentadora recuperación.
Francisco no participó en la misa Crismal de la mañana en la Basílica de San Pedro, que da inicio al Triduo Pascual. Varias celebraciones de Semana Santa serán presididas por otros cardenales debido a su estado físico. El Vía Crucis en el Coliseo, por ejemplo, estará a cargo del cardenal Baldassare Reina.
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Pese a su limitación física, el papa redactó los textos del Vía Crucis y mantendrá algunas apariciones en los próximos días. El fin de semana pasado ya había sorprendido con una presencia espontánea en la misa del Domingo de Ramos. También fue visto rezando, en silencio y sin sotana, en dos de las basílicas más importantes de Roma.
Desde el Vaticano informaron que Francisco depende cada vez menos del oxígeno suplementario. Las señales indican que está retomando gradualmente su rutina habitual. Los fieles valoran este esfuerzo como una muestra de cercanía y compromiso con los sectores más marginados.







